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Conversación entre Ariel Cusnir y Verónica Gómez

Conversación entre Ariel Cusnir y Verónica Gómez

 

Día 41

 

17 de abril de 2020

Ari:

¿Te parece el formato intercambio de mails? Un “va y viene”. Sin guión. Salvo por las obras. Si estás de acuerdo, lanzo la primera paloma mensajera.

Besos!


 

11:00

Vero:

Ya empezó, acá abrí la ventana. 

Besote


 

18:34

Cher ami:

Las palomas mensajeras no van, vuelven.

Están como imantadas al palomar donde fueron criadas (se le llama "sitio de aquerenciamiento", ¿no es muy lindo?). A miles de kilómetros, largadas a ciegas, pueden volver. Todavía es un misterio cómo logran orientarse. En la guerra se las llamaba "fuerza móvil"; las palomas acarreaban mensajes en sus patas, mensajes del tipo: "Los hombres están sufriendo, ¿pueden enviar apoyo?” o "Muchos heridos, no podemos evacuar". Y en la Segunda Guerra Mundial los nazis entrenaron halcones para interceptar a las palomas y sus mensajes. 

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Ariel Cusnir, Sin tu amor, de la serie Río abajo, 2007, lápiz sobre papel, 70 x 100 cm

 

Pero el asunto de hoy es el delfín y los castores, no las palomas mensajeras. Tal vez sí la necesidad imperiosa de comunicarse. O los lugares que nos protegen cuando el afuera se vuelve hostil. Tu delfín... ¿qué mira? Sí, sé que hay una cancha de tenis, vacía. Y unas palmeras imposibles a rayas. Una silla a solas con su sombra que parece una réplica prosaica de la silla del interior. Tal vez la pregunta es ¿hace cuánto mira? Y ¿por cuánto tiempo más va a estar mirando por la ventana?

 

Abrazo,

Vero

 

PD. Cher ami fue una paloma mensajera hembra entrenada por colombófilos estadounidenses que en la Primera Guerra Mundial ayudó a salvar al Batallón Perdido en la Ofensiva de Meuse-Argonne. Llegó a destino con un disparo en el pecho, cegada de un ojo, cubierta de sangre y con una de las patas colgando del tendón. El mensaje decía: Estamos junto a la carretera paralelo 276,4. Nuestra propia artillería está lanzando un bombardeo directamente sobre nosotros. Por el amor de Dios, deténganlo.


 

19 de abril de 2020 

 

Hola Veroooo:

Qué bonito es leerte, ¿¿¿podés creer lo asertivo de esta invitación???

No se puede hablar de casualidad, eso para nada; sí lo siento como una suerte.

 

Lo que decís sobre las palomas mensajeras muestra un poco la irracionalidad masculina sobre otras vidas. ¿Qué cantidad de especies viven en los entornos llamados ciudades? No tantas aún, pero irán creciendo...

Porque la fuerza de la sangre va siendo reemplazada por la de otros fluidos y flujos.

 

Estos dibujos me llevan de una u otra forma a Appetite. En el recuerdo de algunas personas, Appetite se trataba de sexo, violencia, new wave, un espacio que venía a marcar algún rumbo o tendencia, desafiando –como todo "arte joven"– el status quo de lo que es una galería de arte. Dentro de esos artistas las diferencias eran extremas, así como un nuevo trash emergía bajo el signo del caos, incertidumbre, energía, desobediencia, vitalidad, del cual surgieron artistas increíbles como Marcelo Galindo. Otros adoptamos un arte suave, tierno, reflexivo, evasivo, solipsista. Expresando la valentía a través del humor, de la fe, del método.

La herida del contexto era combatida con otras armas, otro tipo de gestos; crecimos en una época todavía muy atravesada por los binarismos como el de la industria del pop vs. la resistencia punk; el indie sería un ejemplo de terceras posiciones.

Tiempo antes nos conocimos en la clínica de Pablo Siquier y nos hicimos muy queridxs con Flor Levy; lxs tres teníamos y tenemos una compulsión narrativa. 

 

¿Cómo saber qué es signo de debilidad/fortaleza? 

Hace poco alguien me dijo que lo de creernos nuestras propias mentiras no existe, que más bien al mentir, al ver que eso no es el final de nada, lo primero en caer es nuestra anterior idea de verdad, verdad como conocimiento, como entidad existente fuera de unx, verdad como certeza esencial y definitiva. 

Pero la vorágine publicitaria del sentido/realidad, supuestamente, es una especie de tejido social pero que también podemos percibir como la fortaleza propia que resiste al otrx. 

Esa verdad será más la medida de fuerzas que se expresa y se valida a través del éxito, la realización, la felicidad…

Es un sistema positivo, que opera en unx pero no te contempla, más bien propone un sistema de inclusión/exclusión y que contiene una importante variable sentimental, afectiva, somática. Las herramientas para formar vínculos con lxs otrxs.

 

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Verónica Gómez, Crónicas del Fin del mundo. Castores atacan Buenos Aires, 2009

 

Sobre el delfín, en esos días leía Cocaine Nights, la novela de J. G. Ballard en la que se desarrolla, en forma de thriller, el comportamiento social de un country de infinita quietud y previsibilidad, donde lxs vecinxs poco a poco se van retirando de toda interacción comunal para encerrarse en sus viviendas, y luego en sus habitaciones, dejando abandonadas las instalaciones deportivas y espacios de juego y públicos en general. Su comisión directiva considera la necesidad de producir una serie de disturbios violentos a fin de reestablecer un sentimiento de solidaridad y unidad en la gente. 

 

¿Estaremos frente a un proceso de este tipo? Mientras los agentes organizadores se vuelven a ocupar de reglamentar el flujo de los países, de las ciudades, de todo desplazamiento, y nos solicitan meternos en nuestras casas, los encuentros de todo tipo se vuelven más deseados y necesarios; el ataque que nos comuna aquí no es humano. 

La invasión de una colonia no humana (llámense castores) no es nada absurda en este contexto. Muchxs retomaron obras de ficción especulativa. 

 

La parte en que toman la Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno y, por supuesto, cuando derriban el Obelisco (faro de orientación, falso reloj solar, memoria de torre, de bandera) me recordó en mucho a las estrategias militares; la parte en que se fugan, en cambio, trae nuevas esperanzas a la hegemonía humana que pareciera recuperar sus espacios como si fuesen los días posteriores a un desastre natural, el despertar de un sueño terrible aún palpando sus escombros.

¿Dónde abocás tus pasiones estos días?  

 

¿Qué mira el delfín?

Mira lo que mira quien mira un cuadro: perplejidad, visiona algo que no está ahí, se ve envuelto en la trampa de una mentira que lo saca del momento presente. 

En un momento de trance, hipnosis, telepatía, quien dibuja intenta comunicarse por detrás de las palabras, antes y luego de los pensamientos que formulan las palabras, porque la imagen insiste, sigue estática como una casa, mientras los pensamientos se direccionan produciendo un sentido que se sabe no universal, no personal, no real. Un acuerdo posible con ese otrx ausente que nos habla pero también nos escucha mientras pensamos.

 

Abrazo grande,

por almorzar bien tarde,

Ari



 

20 de abril de 2020

 

Ari querido:

 

Voy a ensayar una serie de respuestas más o menos telegramáticas para cada ventana abierta. Como si tuviera que llevártelas en la patita y fuera necesario sopesar las palabras (al final sé que no me va a salir).

 

I

No creo que la irracionalidad tenga género. Es Patrimonio de la Humanidad. 


 

II

Tu pregunta "¿Cómo saber qué es signo de debilidad/fortaleza?", es LA pregunta. Creo que la palabra resiliencia es lo más cercano a una respuesta no binaria. 

 

III

Si creyera en Dios le daría las gracias por la existencia de los agentes organizadores.

 

(Veo la entrevista a un agente en La Quiaca encargado del control fronterizo. Se le empañan los anteojos respirando dentro del barbijo. Es de noche. Está solo. Hace frío. Mucho. Viento también. Mucho. 3.443 m.s.n.m. Está perplejo: de los miles de vehículos que pasaban al día, desde la cuarentena apenas pasan un par de decenas. Más terrible parece la soledad que la amenaza del coronavirus. Siempre imaginé los pasos fronterizos como sitios fantasmales. Límbicos. Algo así como el sitio donde tu delfín flota en un equilibrio de inflable suave. Sin embargo, el agente de La Quiaca extraña el trajín, que es lo habitual en esos parajes. Lo habitual nos mantiene a salvo. La rutina nos protege).

 

IV

La compulsión narrativa y su contracara, la lectura, ¿precisan siempre de una soledad constitutiva, una soledad de origen, algo íntimo y no del todo conocido (ancestral tal vez) que deba ser reparado? 

 

V

Los castores llegan a Buenos Aires después de un largo periplo. Los episodios son: Castores raptan niños dormidos/ Castores forman ejército con fauna local/ Castores toman Ushuaia/ Castores talan bosque de arrayanesCastores atacan Buenos Aires. Y sigue: Castores construyen dique en el Amazonas/ Castores viajan a Disney/ Castores llegan a China/ Castores doblegan osos polares/ Castores se despiden desde el planeta rojo.

 

VI

Hay una precuela histórica en este asunto de los castores:

"Introducidos en Tierra del Fuego en 1946 por la Marina para fomentar el comercio de las pieles, los castores, sin enemigos (ni osos ni lobos), se multiplicaron velozmente. Amplias superficies boscosas son reemplazadas por humedales y árboles secos. Increíbles arquitectos, no hacen más que construir sus hogares: el dique, la madriguera en el centro, la gran laguna alrededor, repitiendo inútilmente sus sistemas defensivos. Una belleza enigmática y pálida envuelve de misterio las tierras del castor".

 

VII

En cada lugar los castores hacen los gestos del conquistador: derriban emblemas locales, matan, destruyen, toman rehenes, gozan como ciertos niños pateando castillos de arena ajenos. 

Luego. 

Construyen diques, es su destino, son constructores por naturaleza. Si los cambian de contexto llevan su naturaleza a cuestas. Siguen construyendo porque es lo que saben hacer, una fortaleza para defenderse del enemigo invisible. 

¿Los materiales? 

Los que el lugar les proporciona. Ramas, cuerpos, autos, lo mismo da. 

El hogar es fortaleza. 

 

VIII

Me encantaría pensar que esta amenaza saca lo mejor de nosotros, que nos comuna, como si hubiera una Fraternidad esperando tras bambalinas para salir al fin a escena y decirnos que siempre estuvo ahí. No lo creo. Creo que en tiempos de guerra (para usar la terminología bélica que impregnó todos los discursos del COVID) los corazones salen a colación como son, con sus luces y sombras. Y las sombras son más oscuras y las luces son más brillantes. Y es una cuestión de contraste y de contexto lo que acentúa estas cualidades. Después habrá un balance. Y barajar y dar de nuevo. Ciclos que cambian el vestuario. 

 

IX

 

“Los animales toman las ciudades vacías de personas durante la cuarentena por el coronavirus”  

La noticia aparece en Infobae, el 3 de abril de 2020

 

Y algunos epígrafes de las fotos:

 

Los monos tomaron las calles de Tailandia durante las restricciones a la circulación por el coronavirus.

 

Un ciervo fue visto en las calles de Sri Lanka.

 

En Israel, un gato pasea en medio de la cuarentena por coronavirus. 

 

Un perro cruza la calle en Sri Lanka. 

 

En Ecuador, dos pájaros atacan a uno más pequeño. 

 

Un puma fue visto en las calles de Chile durante la cuarentena.

 

Un gato callejero en Baréin.

 

Una imagen inédita de tres patos caminando por las calles de París, Francia.

 

Un perro mojado por la lluvia en Kosovo.

 

Una estación de trenes en la India, copada por los perros y vacía de personas.

 

Un gato descansa en una calle en Indonesia.

 

Los monos, hambrientos, llenaron las calles de Tailandia.

 

Una cabra en el Reino Unido.

 

Muchas cabras en las calles del Reino Unido.

 

Un perro paseando en Turquía.

 

Un ciervo cruzando la calle en Japón.

 

Las calles en las ciudades de Emiratos Árabes Unidos vacías, apenas circulan los gatos.

 

Un gato blanco descansa en Marruecos durante el brote de COVID-19.

 

Una ardilla pasea en México, en medio de recomendaciones de permanecer en los hogares.

 

Un puma fue visto en las calles de Chile.

 

Un perro descansa en Nepal.

 

Los gatos son los únicos que circulan en Filipinas. 


 

X

 

Un delfín en una casa de barrio cerrado, los dueños quedaron varados en Malibú donde cumplen la cuarentena.

 

Tres castores paseando en un shopping desierto en la zona oeste del Gran Buenos Aires.

 

XI

 

Me preguntás adónde se abocan mis pasiones en estos días: cuando no trabajo, miro mucho por la ventana, como tu delfín. La avenida desierta. Los cables. Las vías del tren Sarmiento llegando a la Estación Once. Hay un gomero cruzando la avenida Díaz Vélez, justo frente a mi ventana. Es gigante. Y está siempre verde y colmado de hojas lustrosas. Como si viviera en un verano eterno. Su tronco está formado por decenas de troncos más pequeños, troncos-raíces. Y en el centro se abre un hueco donde algunas personas que viven en la calle suelen guardar sus pocas pertenencias cuando pasan la noche en el parque de la estación. En estos días la intemperie es más atroz y todos los que no estamos en la primera línea nos preguntamos sobre el alcance de nuestra inutilidad. ¿Qué tienen los artistas para dar? Hace unos días, en el contexto de la cuarentena, una artista llamaba por IG a hacer un paro de trabajadorxs de las artes visuales. A reclamar por nuestros derechos laborales. A denunciar la precarización laboral. Quiero pensar que es un mal chiste. Incluso lo aceptaría si hubiera humor negro en este asunto. Demasiadas veces hay artistas que me dan mucha vergüenza, Ari. Mucha. Casi ninguno puede decir de qué vive sin que sus discursos se desmoronen. Vivir en contradicción, sí. Vivir en hipocresía, no. 

 

Me fui de tema y esto está lejos del efecto telegramático prometido ;)

 

Ari, tus pasiones, en estos días, ¿adónde se abocan?

Contame.

 

Abrazo,

Vero   



 

29 de abril de 2020

 

Vero Gómez, corazona:

 

disculpá la demora de estos días, me costó más arrancar esta vez, parece paradójico y es que pensé mucho en tu último mail y tanto su organización como muchas frases me llevan a lugares que nada tendrían que ver con la conversación sobre castores, delfines y pandemia, así que dejé que pasen un poco los confusos enjambres primeros hasta que saliera algo más fluido. Será este tiempo tranquilo pero acechante que nos pone más erráticos y totalizadores, no lo sé... entonces tengo que hacer el ejercicio de no tomarme esto tan en serio y volver al tono de charla.

Traté de tomar varias ideas y frases y responderlas como te habías propuesto, pero me salió esta respuesta en forma de monólogo con inserts, de a ratos me gusta mucho, de a ratos me confunde, pero así están hoy las aguas del río.

 

VI. las tierras del castor

 

me quedé pensando en esas fortalezas, en esas barricadas que los castores van formando, en su no necesidad, defensas que corresponden a sus hábitats de origen y que parecen reproducir como un aprendizaje generacional, genético, endémico. Los bosques talados, los arroyos bloqueados, hoy me llevan a pensar en esta confinada espera; no es exactamente un drama pues no hay certezas; siento el acecho, la invasión, la asfixia de los miniespacios en los que vivimos que me apresura a la huida o la fortificación, y de a ratos, en este obligado loop minimalista de los días, me invade una particular necesidad de claridad.


 

III. bandada de cóndores en Plaza de Mayo

 

hoy afuera está bastante gris, ayer también, pero el domingo estaba lindo y tomamos a pie de letra el último informe de Alberto Fernández, y es que muchos entendimos que podíamos tomarnos una hora por día para distendernos un poco, pero eso (nos enteramos al día siguiente) no contaba para los grandes conglomerados urbanos.


 

XI. vivir en contradicción sí / en hipocresía no

 

vivo en Buenos Aires, la ciudad más populosa del condado, la capital del país, etc., hasta me creo de verdad estar en el centro, es decir donde pasan las cosas, y es fácil creerlo porque así es en algún sentido.

hay una gran acumulación de muchas cuestiones, económicas, culturales, cantidades y tipos de interrelación humana y, a su vez, no es ni más ni menos interesante ni amplia que la que ofrece otro lugar, pues esa acumulación, a su vez, expulsa la diversidad y, por lo tanto, lo que es riqueza en un área es aridez en la otra, y además no serían valores comparables, porque proceden de otras necesidades y creencias.

nuestra ciudad en particular es prácticamente plana, está ubicada al borde de una boca al mar, fue elegida capital por los españoles, luego por los ingleses, luego por los criollos, por los unitarios también llamados centralistas.

no sé a qué viene esta imagen, pero creo que se suma a la de los castores; pensaba que en esa ausencia de montañas, de bosques, de otros accidentes geográficos importantes, la aglomeración de casas, de gente, es una de las pocas verticalidades interesantes; las relaciones de arriba y abajo están como en una bandera representadas por dos franjas, dos extremos, cielo y tierra, piso y techo, no hay paredes, no hay puertas ni ventanas en un sentido de posicionamiento. Tampoco a la vista hay gentes del valle, gentes de la sierra, ni del bosque, ni del arroyo; geográficamente hablando: ausencia de jerarquías.

me acuerdo por ejemplo de El Castillo de Kafka. 

en cambio, en La Pampa hay un arriba y un abajo, y en la angostita franja del medio, estamos nosotrxs. ¿Serán las ciudades una forma de ensanchar esa franja?


 

III. lo habitual nos mantiene a salvo, la rutina nos protege 

 

en las pinturas de P. Pueyrredón encontramos muchas veces un gran ombú, como un símbolo, una observación, y un personaje también que está presente en cada escena.

es en relación a todo ello que en la pintura argentina hay poco de paisaje sin figura, siempre hay una escena central, un personaje donde la mirada se dirige, que detiene el avance interrumpido solamente por el final de lo conocido, pero en Buenos Aires nada de eso, hay tantas callecitas que podrías pasarte los días metiéndote en sus pasajes, y encontrando ahí también casas con sus jardines miniatura muy cuidados; Buenos Aires siempre quiso ser metafísica, en un paisaje más bien existencial.

entendí esto sobre todo yendo al cementerio de la Recoleta, pero también en el puerto de La Boca, en los jardines de Palermo, la presencia monumentalizante y/o miniaturizante de los propios símbolos de lo humano, cambios de escala de nuestra propia presencia como una forma de amparo frente a esa bandera continua que puede ser el campo para quien lo mira abstraído desde un camino.

 

XI. mirar la ventana

 

digo todo esto porque creo que está muy en relación con el delfín, la habitación, la ventana.

esa serie que era toda de paisajes exteriores con sus escenas centrales, sus personajes, es justamente en esta escena, donde la figura se agiganta y el paisaje se reduce, donde todo es interior, que la gente se pregunta algo más.

¿será esta la clave de toda romantización? 

y es que al hablar de lo que añora, entristece, y al nombrar su origen, esperanza.

el afuera, la innombrable utopía.

el adentro, lo personal posible.

 

II. resiliencia

 

ayer pensaba en los límites al otro, lo tedioso que es discutir, tener que pedirle al otro lo que precisamos, la exigencia de respeto, así como lo divertido que nos resulta mientras no nos damos cuenta, o sí, que estamos avanzando sobre el terreno del otrx, pero que este no se manifiesta, no se posiciona. Y pensé, por primera vez creo, en las fronteras nacionales y en las fronteras en general, no solo como división, como privación del otrx, sino como acuerdo. Cuando discutimos hay sí o sí un reconocimiento del otrx, no hay discusión sin al menos dos, la necesidad de ese luto, de saber que el otrx es una entidad y que nos reconocemos con ese otrx separado, al menos en este tiempo, es un valor de algún tipo, que da inicio a algo nuevo, tal vez en esos límites empieza lo que nos es propio también.

 

VIII. ciclos que cambian el vestuario

 

entonces empezamos aquí a hablar de arquitecturas sociales

de muros que se elevan del campo y cierran el ilimitado mundo y circunscriben el espacio a una serie de cajas contenedoras: el Estado, las federaciones, las ciudades, los barrios, las viviendas, las habitaciones, la ropa. ¿Kuitca en sus mapas-camas hablaba de todo esto, ¿no?

ahora, ¿hay que moralizar los límites o son problemas más interesantes, más ricos y sin solución definitiva? Lo primero sería afrontar la realidad, y es que estoy viviendo en una ciudad, donde somos más de 15.000 humanxs por km cuadrado, es este un virus de grandes conglomerados, será por eso que se hizo prioritaria, la epidemia afecta directamente el corazón de la sociedad instituida, su capacidad de organización y reglamentación, y donde estos límites precisan ser más claros, llámese inseguridad, inmigración, terrorismo, y ahora pandemia, la cuestión del enemigo es la amenaza de ese infiltrado, ese sujeto exterior que puede vulnerar el sistema defensivo. Esa es la lectura que hacen muchos estos días. La pandemia sería el terror de los poderes centralizados, de las redes jerarquizadas e instituidas. 

 

XI. ¿qué tienen los artistas para dar? 

 

como sujetxs un poco, mucho, nada de emoción al de-construir los límites. 

 

bueno, estuvo muy bien la dificultad de encontrarme con los mails unidos en un Word, se me hizo más patente la presencia de unx lectorx. Me extralimité un poco en la extensión... y eso que edité, pero pensaba que estas partecitas a modo de intro y final del tipo chat epistolar podrían no estar y pasar directamente a los textos que conversan muy bien, o alguna forma que nos haga trabajar un poco más la frontera/caja literaria, si te copa, le hacemos un mastering final, beso enorme, una pregunta/tema que me viene: 

 

las reglas del juego y el juego de las reglas.


 

30 de abril de 2020

 

Ari: 

Llegamos a las 9 páginas, que es el límite que nos han puesto. 

Ya estamos en los bordes de la caja. 

En el cuarto ciclo de la cuarentena.

El día 41.

En Buenos Aires el cielo está limpio y bien azul.

 

Es mentira que los delfines se arrimaron a nadar en los canales de Venecia. La foto fue tomada en otro lado, en la isla de Cerdeña. Tampoco es cierto que los cisnes estén paseando repentinamente por sus canales, ya lo hacían antes, con el agua contaminada, y lo siguen haciendo ahora, que el agua sigue contaminada. Y también es falso que los elefantes en China, liberados del yugo laboral al que el hombre los tiene acostumbrados, hayan entrado en manada a unos campos de maíz para beberse 30 kilos de licor, emborracharse y echarse a dormir en los campos de té. Hay muchas fake news sobre la naturaleza recuperándose. Nos gusta pensar en cierto efecto redentor del coronavirus, como si fuera un papá algo riguroso pero sabio que nos reta y nos manda a nuestra habitación a reflexionar porque nos hemos portado muy mal, a ver si podemos enmendar las cosas, reparar los daños. Sanar por omisión, por ausencia, por abstinencia. Y que mágicamente, en tiempo récord, la naturaleza, que es superpoderosa, se sobrepone, recupera sus espacios, como si lo que hubiéramos hecho antes no importara. ¡Estamos llenos de fantasías! 

 

Por estos días en la Tierra las reglas del juego las dicta un virus. No puede jugar sin nosotros, porque es una cosa muerta y solo puede existir y propagarse en nuestros organismos. Lo que nos toca es jugar a las escondidas (¡no teníamos idea que nuestros escondites estaban llenos de espejos!), mientras el virus cuenta y cuenta. 

¡El que no se escondió se embroma! Hasta que llegue el piedra libre para todos mis compañeros. 

 

Un abrazo, Ari,

nos vemos afuera.

Ariel Cusnir
Ariel Cusnir

(Ciudad de Buenos Aires, 1981)

Artista y docente. Profesor de Escultura por la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”, asistió al taller de acuarela japonesa de Tomás Yamada y a clínicas de arte con Pablo Siquier, Ernesto Ballesteros y Leopoldo Estol. En el año 2000 cofundó la galería de arte Vanguardia junto a Pablo Insurralde en Villa Lugano, CABA. Es parte del colectivo pedagógico y docente “Proyecto Secundario Liliana Maresca” (PSLM), que funciona en la Escuela Secundaria N°43 de Villa Fiorito, Lomas de Zamora. Desde 2011 dicta y produce talleres y presentaciones en distintos ámbitos académicos, encuentros nacionales y talleres formales para docentes y artistas. Realizó exhibiciones individuales y participó de numerosas muestras colectivas en el país y en el exterior. Su trabajo forma parte de colecciones públicas y privadas en Estados Unidos, Suiza, Francia, Brasil, Ecuador, España, Perú y Argentina. 

Verónica Gómez
Verónica Gómez

(Ciudad de Buenos Aires, 1978)

Artista y docente. Profesora Nacional de Pintura por la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón” y licenciada en Artes Visuales por el Instituto Universitario Nacional del Arte. Obtuvo las becas Clínica de Artes Visuales del Centro Cultural Rojas (2006), Programa Intercampos del Espacio Fundación Telefónica (2005) y Beca a la Creación del Fondo Nacional de las Artes (2004 y 2012). Participó en numerosas muestras individuales y colectivas en la Argentina y el exterior. En 2015 asistió a Arteles Creative Residency Program, Hämeenkyrö (Finlandia), y en 2017 a Nelimarkka-museo Residency, Alajärvi (Finlandia). En 2017 obtuvo el primer premio en el XXI Premio Klemm a las Artes Visuales. Desde 2009 se desempeña como colaboradora en el suplemento Radar del diario Página/12 y, desde 2011 hasta 2014, colaboró en el suplemento ADN Cultura del diario La Nación.