logo_simbiologia
Fabiana Barreda x Marina Correa, Irene Gelfman y Agustina Wetzel

Fabiana Barreda x Marina Correa, Irene Gelfman y Agustina Wetzel

 

Entrar al hipermercado, entrar al cuerpo: la inmunidad en tiempos de pandemia

A propósito de Cápsula de alimento en el circuito de la basura, de Fabiana Barreda

 

Por Marina Correa, Irene Gelfman y Agustina Wetzel


 

En los primeros días del aislamiento social obligatorio un sinfín de imágenes pandémicas comenzaron a circular; lxs intelectuales más reconocidxs empezaron a publicar textos y a teorizar sobre el supuesto fin de una era, vaticinando un futuro incierto y un quiebre en el orden social establecido. 

 

De repente, en este torbellino de imágenes, aparece:

Q9U-Tt_G2z8ifrOtLU7FM_XqXeez8mfGb0xtGYZmw9uqdwXItPaOf1W0Dpg18h4N3wIl2dhNNOJOdkQPLm3iGAxSJDYSaGH1HO3ocR-7xm0eiwL6AogFyL6pRK9J9t_D-JKbbJ4

 

ddbAPi-JA56-HD0lujsXaMxvNSYeLn2NwKEh8TTwzKZ0lO_hFy0AOa7V8Dg_pwqfPNzQCAIA5DbnYLq7BnQuoUx9igK1hPGcuFlPfjSfrzKiNPglKhtCnldwnPevvnpyZC2vnQQ 

Fabiana Barreda, Cápsula de alimento en el circuito de la basura, 2000, fotoperformance, edición 1/5, toma directa, caja de luz, duratrans


 

Rápidamente, como una acción automática, se crea un grupo de WhatsApp para empezar a intercambiar pensamientos, textos y documentales. La fotoperformance pasó a ser la chispa inicial de las acciones que más nos interpelan; hablar y pensar con las imágenes. 


 

***************************************************************************************************

 

Fabiana Barreda nos ubica en un hipermercado frente a una persona en primer plano con un traje inmunitario. La inmunización, natural o inducida, implica la resistencia del organismo a una infección procedente de un virus externo. Inmunidad necesaria para la conservación de la vida que, si es llevada más allá de cierto umbral, la constriñe a un lugar en que acaba por perderse no solo la libertad sino el sentido mismo de la existencia. Ahí el oxímoron: aquello que salvaguarda el cuerpo –individual, social, político– es, también, lo que al mismo tiempo le impide su desarrollo. Y aquello que, sobrepasando cierto umbral, amenaza con destruirlo. Esto es la inmunización como sacrificio de lo viviente, de toda vida cualificada, en razón de la supervivencia.


 

byNwGDxcqCixgj6Jo5jQS0I5McaN420I2I6MmFBlEdqiTm0VStgIvX2yvGUmZSSIWirxZ81PGGlB6vcx0NyNjhlm5lin6EKOQE8Gc5VU0vOPZVawNUV8vhFh0EIawIViblY1Aic


 

No podemos dejar de pensar en otros tiempos. La imagen de Fabiana Barreda evoca la argentina del 2000-2001 cargada de hambre, crisis y cuerpo. Un cuerpo en acción que encara la protesta y rebosa al ocupar el espacio de la calle.

 

Este capítulo, lejos de quedar atrás, establece una continuidad. El sujeto en la foto mira el horizonte, envuelto de basura, y su emergencia. Es el memento mori de la actualidad y fue ignorado. Hoy, 5 de abril de 2020, las tapas de los diarios están cubiertas por estos sujetos que, a través de la organización diaria de la muerte, transportan los otros cuerpos, los de la pandemia. Estos cuerpos difieren del clima de época de la fotoperformance, están por todos lados, a escala global y con trajes blancos. Blancos impolutos, blancos diáfanos, blancos higiénicos. Estos se mueven. Ahí van, ya no miran hacia adelante, caminan y usurpan los paisajes urbanos cargados de encierro.

 

gsu68YYEF_mY3geeSnPGZdSBbJfTH4Z5wBPSE0nXPZSE_ExaD3lYGIb5Boxf6RnieDDnsD3a9LzMlWxpdVMZgb7ciAoWWt_EJGwtrDeJSmmUXe8dDoyKo_LSrcFpYuhbIBf7kKI

 

****************************************************************************************************

 

La astucia de la imagen de Barreda es entregar al mundo un tipo de inmunidad construida virtual y técnicamente con envoltorios de plástico de productos alimenticios y de higiene; asimismo, la persona que vemos sostiene una bolsa de consorcio vacía con ánimos de llenarla. Curioso desliz, el del humano buscando recoger basura con su traje hecho de basura. Aquí la imagen parece indicar que lo que contiene a lo humano es la basura y no al revés; contención que configura a la vez su protección, su  inmunidad y su constitución como amenaza en este mundo. Esto es, sin ir más lejos, la basura como inmunidad operando dentro de uno de los conglomerados privilegiados del neoliberalismo: un hipermercado; container, productor y viabilizador de la mayor cantidad de basura dentro de las grandes ciudades. Facilitador de servicios al cliente –ya no personas, ya no trabajadorxs–: horas extras no pagas, tickets, puestos de trabajo devenidos cajas registradoras numeradas. Pasillos amplios, luminosidad, higiene excesiva, hyper.

 

Fi6lMeMVie0ejIDb8HQ053cVIlQw2m6mFtg8kDr0D2EZ9BfFj6xJyCcc7MSFOGBSxAgz0DAxtfQM6iU_FBvosiMZzUavoqgUeAuEDXK8mnkMfxUabeYJJMS8VShUrVYPAaPKk5M

 

Si hay una cualidad que comparten todos los hipermercados, quizás por una fidelidad inconsciente con la etimología, es el exceso: las góndolas, pasillos y vitrinas ofrecen tantos productos que marearse es una tarea fácil y no menor dentro de esta lógica, si se entiende el mareo de lxs consumidorxs como una pieza central de la cadena de producción. La frialdad de las luces también opera en este juego de roles extractivo: tanto iluminan que enceguecen, tanto señalan que marean. Más allá de la evidencia y de la fecha de vencimiento, lo humano persiste en deambular por esos corredores con entusiasmo y alegría. Es que no puede pensarse el funcionamiento de estos hipermercados como un ente aislado, sino dentro de otra gran cadena de producción societaria, domesticada para el consumo de lo innecesario, para la desmesura y la satisfacción de deseos inventados por la publicidad.

 

El interrogante que abre esta imagen conduce a la posibilidad de una inmunidad compuesta de basura y el cuerpo humano como container. Aquí, es dable recordar que la inmunidad protege y destruye a la vez. La ficción de la protección: allí donde lxs clientxs compran confiando en productos higiénicos, testeados y capaces de dar una vida nutricional saludable, y donde las bacterias parecen no tener lugar; esa lucha tan presente hoy en contra del enemigo invisible que evoca contagio, infección, suciedad, desamparo. La sociedad odia la basura pero viste sus trajes. Todo lo que la basura significa hoy, 2020: virus enemigo y bélico capaz de enfermar y perturbar por completo la sanidad de cualquier persona y convertirla en portadora y amenaza en una política global higienista.

 

El ser humano no soporta la suciedad porque la suciedad es salvaje, es arcaica, es prehistórica. El territorio de la suciedad avergüenza, asquea, pone en alerta a una especie domesticada para ver –con los ojos de la ceguera y el mareo– un único eslabón de la cadena de producción, sin reparar en que todos los productos que se exhiben en esos hipermercados provienen de una cadena de montaje donde la suciedad, inherente a la vida humana, se infiltra y se estructura. 

 

N8GnL9mCATPj2fWn7kFNTTg0aCTPcACii_F3wQdtFo1fO0lsiYEDDk_Uty0VASw_Qp7ActO21nENkOcdQdfWiS7jKhthWbnOow5_RrQzjNMk_xKfpTkjEUEhNsoWiYK57YdM05c

 

Casi con nostalgia, el traje de nuestro protagonista evoca con desconcertante claridad una sola marca, La salteña, y la mente de inmediato empieza a vagabundear por los pasillos oscuros de los mercados del norte argentino que repiten tradiciones familiares de antaño, recetas comunitarias y pociones secretas cuyas fórmulas de nutrición se familiarizan menos con el capital y más con la brujería.

 

***************************************************************************************************

 

U3L4M-YMCpqnnpuKCR-tkg2vwBJ3tYwLjajpYuiWOCDMPKlh4AXIECxac2MJpqaT1Mlb6I68RC-k5zk1-Esi8Ry_evmAixxbA7lLn932Tqxea_GijSEOmws3iV_b-NWenjSUlwI

V7nGgBFIk_5kNuRZwOztiGpWPLK2_ejshKXXYLz5WHrM47kO8hjvUtM9trW8MxMhKQYBHriATu5WaFtbeY7N0wHzNTf7QTIwFgb4__fz7nChW1ooH51xzSOATa-MHfBguuzKkA0

 

El miedo se va dibujando en los perfiles del control social y la corporalidad se adapta a nuevas prácticas del aislamiento. “Dejar una cosa o persona separada de las demás” es, paradójicamente, la acción inaugural de la década. La hiperconectividad y sus dispositivos construyen solapas de virtualidad que se asoman para propulsar nuevas formas de sentir(nos). La normalización a la que nos vemos sometidxs como sujetos impone lógicas de estandarización de mundos, las mismas ventanas compartimentadas a las que nos asomamos una y otra vez para ‘aproximarnos’.

 

Como los imanes, la virtualidad ‘acerca’ y la realidad ‘aleja’. El protagonismo del cuerpo en esta pandemia se reduce a solo huellas. Siluetas que los trajes ocultan. En el mejor de los casos, la humanidad sobrevive en la expresión de los ojos, desprendidos del resto de la cara –ahora tapada–, que en la abstracción refuerza el desamparo.

 

e4pvReOZSXc0CFgA7PgzTLjCNwKGJf4WLPHh6vQoBf81WN_hvQ3wDTNqouIOemGbujEBzAQPZ-c4daFdULa3kh4il_q8Vbh8WN3823cjPNGmtGs-2XHg5VT92IXs2ffoF-95T6Y

 

La danza de la repulsión se instala en la calle. Al movimiento hacia adelante le corresponde otro en reversa; a la derecha, su izquierda. Los movemos en diálogos esquivos. Los mecanismos de distanciamiento se activan en la circulación social.

 

q2XrHLk6KZ_XaWmaL98A11vOOTu06cdjPx9h3MS7x5dTu_BYZbQk-Aqbp1bO5pXBYAxfkGP26ku33YdColOhRD2OlACc51E2Ip-Jdh74LblC0BepMkzZh-WEzNbMD2zLg3xPuc4

 

En el 2019 el Amazonas primero, y luego ciertas regiones de Australia, nos mostraron el poder del fuego en contacto con la naturaleza. Estas catástrofes ambientales vaticinan una nueva fase que se imprime en el territorio para luego devolvernos sus efectos en la vorágine del calentamiento global. En Cápsula de alimento en el circuito de la basura el plástico finito se pega a la piel y la enciende. Es la fricción que surge del roce, ese encuentro entre material sintético y orgánico. El calor que se desprende; es el mismo efecto que se produce entre tierra y plástico, entre planta y plástico, entre madera y plástico. Se enciende a una velocidad sospechosamente inmanejable para las nuevas tecnologías. 

El Covid-19 se aloja en el cuerpo y de forma invisible despierta el paradigma inmunológico. Este acontecimiento sanitario, en el mejor de los casos, reduce el impacto que la propia circulación promueve. Pero aquí subyace una estrategia de disciplinamiento basada en la contaminación que lxs ciudadanxs producimos. 

 

1ZpuUnbEm71izRPvo8dPKZAVq02j1L9pFxFpVN0ls9cHWgdJi2nCuyQvOeovAI2JtCRI_FS32rmPsR6ihNtSwwOtS-5s_CKcVbDxWdud43X8i3UZ8RsES7UHkaaDrUHbhsd2mXU

 

¿Qué sucede cuando en realidad el desarrollo económico se asienta sobre la base de la destrucción del entorno natural y de quienes lo trabajan?

 

pCjtC30ywLOkay-_AO492VwxF95u-4AXa2Fokkm9i3lmLbtxUOlTGnbyR6YysSitd27mVeQnkqHmiDvJfWw5qDWL1Djuuhk7CtJTh06HPZSNinaguMp35uEsKCobUTDINRrXWwk

 

zOHdsGSH1TwWqZcBkYekutAvKsuy8CN-0nynFY_QiMjMnKaDMGBI9SBNSvwf8pyizYBttzdAP22Kl3czSCYa7wU5bbIS1Ghh4HwUV-xBCXUFgYY5E4ElFI8Mz8i9CEh8Mt2_Mwk

Agustina Wetzel
Agustina Wetzel

Nació en Corrientes en 1988. Artista e investigadora, es doctoranda en Estudios de Género por el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba y becaria CONICET con el proyecto de investigación “Habitar la monstruosidad: cruces de género y biopolítica en cinco artistas contemporáneos de Corrientes capital”. Participa en distintos proyectos curatoriales y de investigación sobre posthumanismo y género en universidades públicas y privadas. En 2019 obtuvo una beca completa del Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella. Su obra utiliza técnicas formales del cine expandido y experimental así como instalaciones y diseño sonoro; estos soportes le permiten tratar temas relacionados a la vigilancia, la gentrificación y el posthumanismo. Actualmente participa en el Programa de Cine de la Universidad Torcuato Di Tella en su edición 2020. 

Irene Gelfman
Irene Gelfman

Nació en Buenos Aires en 1989. Investigadora, docente, curadora independiente y art advisor. Es licenciada en Artes por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y adscripta a la cátedra de Arte Americano II (siglo XX) de la misma casa de estudios. Participó del Programa de Artistas XI edición de la Universidad Torcuato Di Tella.  Escribe crítica de arte para medios como Otra Parte. Se desempeñó en diferentes áreas del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2018-2019) y fue asesora en la Dirección Nacional de Promoción en el Exterior del Ministerio de Cultura de la Nación (2016-2018). Participó del armado de contenido y programación para festivales internacionales especializados en artes escénicas y artes visuales.

Marina Correa
Marina Correa

Nació en Buenos Aires en 1990. Investigadora, docente y curadora. Egresada de la carrera de Artes por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En 2019 participó junto al fotógrafo Antú Martín del concurso de Artes visuales de la Alianza francesa para proyectos expositivos: Migraterial. Fue curadora de Recorridos de lo inverso en la galería Calvaresi Contemporáneo en Buenos Aires.

Fabiana Barreda
Fabiana Barreda

(Buenos Aires, 1967)

Fotógrafa y performer, curadora y crítica de arte. Egresada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) –institución en la que dirige la Galería de Arte–, es profesora de Psicología del Arte en la Universidad Nacional de Tres de Febrero y de Arte Contemporáneo en el Instituto Universitario de Arte. Desde 1992 su obra forma parte de exhibiciones colectivas en la Argentina y el exterior. En 1998 crea el Proyecto Hábitat, que sigue desarrollando hasta el presente. Participó de la VII Bienal de La Habana (2000) y de la Bienal de Arquitectura de Rotterdam Holanda (2003). A lo largo de su trayectoria ha recibido numerosas distinciones y becas, tales como: la Beca Salzburg Seminar del Schloss Leopolskrom, Austria (1999), el Premio al Fotógrafo del año de la Asociación Argentina de Críticos de Arte (1999), el Premio Leonardo del Museo Nacional de Bellas Artes al Fotógrafo del año (2000), el Segundo Premio de Fotografía en el Premio Fundación Klemm (2000), el Segundo Premio Salón de Fotografía del Museo Castagnino (2001), la Beca subsidio a la Creación de la Fundación Antorchas (2002) y el Diploma al Mérito en Artes Visuales-Instalación otorgado por la Fundación Konex (2002). Publicó los libros La ciudad subterránea –ensayo fotográfico con textos de Marc Augé, Clorindo Testa, Marcelo Pacheco y Jorge López Anaya– y Manifiesto Proyecto Hábitat. Su obra forma parte de las colecciones del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, de la Fundación arteBA, de la New York University y del Museo Castagnino + Macro de Rosario.