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"Historias de Camille. Niñas y niños del compost",  Por Donna J. Haraway

"Historias de Camille. Niñas y niños del compost", Por Donna J. Haraway

Mariposa, máscara, Guerrero, México, 62 x 72,5 x 12,5 cm, antes de 1990.Colección Samuel Frid, Museo de Antropología UBC, Vancouver. Vista de la instalación, exhibición The Marvellous Real: Art from Mexico, 1926–2011 (octubre 2013-marzo 2014), UBC Museo de Antropología. Curador Nicola Levell. Fotografía de Jim Clifford.

 

 

Y entonces Camille llegó a nuestras vidas, haciendo presentes a generaciones bordadas en punto de cruz de especies coevolutivas vulnerables aún-no-nacidas y aún-no-salidas-del-cascarón. Proponiendo un relevo hacia futuros inciertos, finalizo Seguir con el problema con un relato, una fabulación especulativa, iniciada a partir de un taller de escritura en Cerisy en el verano de 2013, parte del coloquio de Isabelle Stengers sobre gestes spéculatifs. Gestada en prácticas de escritura SF1, Camille mantiene viva la memoria en la carne de mundos que pueden volver a ser habitables. Camille es uno de los bebés del compost que maduran en la tierra para decir no al posthumano de todos los tiempos.  

 

Me apunté al taller de la tarde en Cerisy, llamado Narration spéculative. El primer día, las personas organizadoras nos dividieron en grupos de escritura de dos o tres participantes y nos dieron una tarea. Nos pidieron que fabuláramos un bebé, y que de alguna manera lo acompañáramos a través de cinco generaciones humanas. En nuestros tiempos de muerte superabundante de individuos y de especies, cinco meras generaciones humanas pueden parecer imposiblemente largas para imaginar un florecimiento con y por un renovado mundo multiespecies. A lo largo de la semana, los grupos escribieron muchos tipos de futuros posibles en un revoltoso juego de formas literarias. Abundaban las versiones. Aparte de mí, los miembros de mi grupo eran el cineasta Fabrizio Terranova y la psicóloga, filósofa y etóloga Vinciane Despret. La versión que cuento aquí es, en sí, un gesto especulativo, un recuerdo y al mismo tiempo un aliciente para un “nosotros” nacido a través de la fabulación de un relato colectivo durante un verano en Normandía. No puedo contar exactamente la misma historia que mis coescritores propondrían o recordarían. Este relato es una fabulación especulativa en curso, no el informe de una conferencia para los archivos. Empezamos escribiendo de manera conjunta, y desde entonces hemos ido escribiendo historias de Camille de manera individual, a veces devolviéndoselas a quienes las habían escrito primero para su reelaboración, otras no; también nos encontramos con Camille y las niñas y niños del compost en otras colaboraciones de escritura.2 Todas las versiones son necesarias para Camille. Mi recuerdo de ese taller es un casting activo de hilos desde y para relatos compartidos, continuos. Camille, Donna, Vinciane y Fabrizio se hicieron coxistir mutuamente; nos hicimos capaces mutuamente.

 

Las niñas y niños del compost insisten en que necesitamos escribir historias y vivir vidas para el florecimiento y la abundancia, sobre todo frente a una destrucción y un empobrecimiento devastadores. Anna Tsing nos urge a improvisar las “artes para vivir en un planeta herido”; entre ellas, está el cultivo de la capacidad para volver a imaginar la riqueza, aprender un tipo de sanación práctica en lugar de abrazar holismos y bordar colaboraciones improbables de manera colectiva, sin preocuparse demasiado por los órdenes ontológicos convencionales.3 Las historias de Camille son invitaciones a participar en un tipo de género de ficción comprometido con el fortalecimiento de formas para proponer futuros cercanos, futuros posibles y presentes inverosímiles pero reales. Cada historia de Camille que escribo cometerá errores políticos y ecológicos terribles, cada historia pide a quienes la lean que practiquen una desconfianza generosa, uniéndose a la contienda por inventar un cultivo arrogante de niñas y niños del compost.4 Los lectores de ciencia ficción tienen el hábito de las irreverentes y animadas artes propias de la fan fiction. Los arcos narrativos y los universos ficcionales [storyworlds] son forraje para transformaciones mutantes o prolongaciones amorosas, pero perversas. Las niñas y niños del compost invitan no tanto a la fan fiction como a la simficción, el género de la simpoiesis y la sinchthonia, el encuentro de los telúricos. Las niñas y niños del compost quieren que las “Historias de Camille” sean un proyecto piloto, un modelo, un objeto de juego y trabajo para componer proyectos colectivos, no solo en la imaginación, sino también en la escritura real de relatos. Sobre y bajo la tierra.  

 

Vinciane, Fabrizio y yo sentimos la presión vital de proveer a nuestro bebé de un nombre y una senda hacia aquello que aún no era pero podía llegar a ser. También sentimos la presión vital de pedir a nuestro bebé que, a lo largo de cinco generaciones, formara parte del aprendizaje de reducir la presión de la cantidad de humanos sobre la Tierra, actualmente a punto de ascender a más de once mil millones hacia finales del siglo XXI de la era cristiana. ¡Difícilmente hubiésemos podido abordar estas cinco generaciones a través de un relato de reproducción heteronormativa (por utilizar la horrible pero apropiada expresión del feminismo estadounidense)! Más de un año después, me di cuenta de que Camille me enseñó a decir: “¡Generen parientes, no bebés!”5

 

Sin embargo, tan pronto como propusimos el nombre de Camille, nos dimos cuenta de que teníamos en nuestros brazos a un bebé escurridizo que no quería saber nada de los géneros convencionales ni del excepcionalismo humano. Era un bebé nacido para la simpoiesis, para hacer-con y devenir-con una nidada variopinta de otros terráqueos.6

 

Imaginando el mundo de Camille

 

Afortunadamente, Camille nació en un momento de erupción –inesperada pero poderosa– de numerosas comunidades planetarias interconectadas de unos cientos de personas cada una, que se sintieron compelidas a emigrar a lugares en ruinas para trabajar en su sanación con asociados humanos y no humanos, construyendo redes, sendas, nodos y entramados de y para un mundo nuevamente habitable.7

 

Solo una parte de la sorprendente y contagiosa acción ejercida a lo largo y ancho de la Tierra en aras del buen vivir provino de comunidades migratorias intencionales como la de Camille. Inspirándose en largas historias de resistencia creativa y vida generativa, incluso en las peores circunstancias, personas de todas partes estaban profundamente cansadas de esperar soluciones externas que nunca se materializaban para problemas locales y sistémicos. Individuos, organizaciones y comunidades grandes y pequeñas se unieron entre sí y con comunidades migrantes como la de Camille para remodelar la vida terrana, en pro de una época posible después de las mortíferas discontinuidades del Antropoceno, Capitaloceno y Plantacionoceno. En ondas y pulsos simultáneos de cambios de sistema, diversos pueblos indígenas y todo tipo de mujeres, hombres, niños y niñas trabajadores –sujetos durante largo tiempo a condiciones devastadoras de extracción y producción en sus tierras, aguas, hogares y viajes– innovaron y fortalecieron coaliciones para reelaborar condiciones de vida y muerte que permitieran un florecimiento en el presente y en tiempos venideros. Estas erupciones de energía curativa y activismo se encendieron con el amor a la tierra y sus seres humanos y no humanos y la rabia ante el ritmo y el alcance de las extinciones, exterminios, genocidios y pauperizaciones en patrones impuestos de formas de vida y muerte multiespecies que amenazaban la continuidad de todos los seres. El amor y la rabia contenían los gérmenes de la sanación parcial, incluso frente a una destrucción impetuosa.

 

Ninguna de las Comunidades del compost podía imaginar que habitarían o se trasladarían a “tierras baldías”. Se resistían ferozmente a estas ficciones –todavía entonces poderosas y destructivas– del colonialismo de los colonos y el evangelismo religioso, secular o no. Las Comunidades del compost trabajaban y jugaban duramente para entender cómo heredar las capas y capas de vida y muerte que infunden cada lugar y cada corredor. A diferencia de los habitantes de muchos otros movimientos, relatos o literaturas utópicos en la historia de la Tierra, Las niñas y niños del compost sabían que no podían engañarse pensando que empezarían desde cero. Era precisamente la perspectiva contraria lo que les movía: se preguntaron y respondieron a la pregunta de cómo vivir en ruinas aún habitadas, junto con los fantasmas y los vivos. Provenientes de todas las clases económicas, colores, castas, religiones, secularidades y regiones, los miembros de los diversos asentamientos emergentes a lo largo de la Tierra vivían según unas pocas prácticas sencillas pero transformadoras que, en su momento, atrajeron a muchos otros pueblos y comunidades, tanto estables como migratorias, a la vez que fueron vitalmente infectados por ellas. Las comunidades divergían en su desarrollo con una creatividad simpoiética, aunque permanecían unidas por hilos pegajosos.

Las prácticas vinculantes crecieron a partir de la convicción de que la sanación y la continuidad en los lugares en ruinas requerían generar parientes de maneras innovadoras. En los nuevos y contagiosos asentamientos, cada nuevo bebé debe tener al menos tres progenitores, que pueden o no poner en práctica nuevos o viejos géneros. Las diferencias corporales, junto con sus cargadas historias, son altamente apreciadas. Los nuevos bebés deben ser escasos y preciosos, y deben tener la sólida compañía de otros jóvenes y viejos de muchos tipos. Las relaciones de parentesco pueden formarse en cualquier momento de la vida, por lo que progenitores y otro tipo de parientes pueden agregarse o inventarse en momentos de transición significativos. Estas transiciones promulgan fuertes compromisos y obligaciones de diversos tipos de por vida. La generación de parientes como medio para reducir la cantidad de humanos y las demandas sobre la tierra y, al mismo tiempo, incrementar el florecimiento de humanos y otros bichos, implicaba intensas energías y pasiones en los dispersos mundos emergentes. Pero la generación de parientes y el reequilibrio de la cantidad de humanos tenía que acontecer en conexiones arriesgadas y encarnadas con lugares, corredores, historias y continuas luchas decoloniales y postcoloniales, no en lo abstracto ni por decreto externo. Muchos modelos fallidos de control de la población ofrecían relatos admonitorios convincentes.

 

Por tanto, el trabajo de estas comunidades fue y es la generación intencional de parientes, atravesando el daño profundo y la diferencia significativa. A principios del siglo XXI, la acción social histórica y los conocimientos culturales y científicos –activados en su mayoría por un movimiento feminista proqueer, antirracista y anticolonial– habían desenmarañado seriamente los antes imaginados vínculos naturales entre sexo y género y entre raza y nación; pero deshacer el compromiso destructivo extendido del vínculo, aun concebido como necesidad natural, entre la generación de parientes y una genealogía reproductiva biogenética estilo árbol genealógico devino tarea fundamental para las niñas y niños del compost.

Make Kin Not Babies [Generen parientes, no bebés]. Pegatina, 5 x 7,60 cm, realizada por Kern Toy, Beth Stephens, Annie Sprinkle y Donna Haraway.

 

 

La decisión de traer a la existencia a un nuevo humano está fuertemente estructurada para ser una decisión colectiva de las comunidades emergentes. Más aún, no se puede coaccionar a nadie a dar a luz, ni castigar a nadie por parir fuera de los auspicios de la comunidad.8 Las niñas y niños del compost crían a los nacidos de todas las maneras posibles, aun cuando trabajan y juegan para mutar los aparatos de generación de parientes y reducir radicalmente el peso de la cantidad de humanos sobre la Tierra. La libertad reproductiva de la persona, a pesar de no alentarse cuando se trata de la decisión individual de parir un nuevo bebé, es valorada de manera activa.

 

El poder más apreciado de esta libertad es el derecho y la obligación de escoger un animal simbionte para el nuevo bebé por parte de la persona humana, de cualquier género, que esté embarazada.9 Todos los nuevos miembros humanos del grupo que nacen en el contexto de la toma de decisiones comunitarias nacen como simbiontes con bichos de especies amenazadas activamente, y por tanto, con todo el estampado de vivir y morir de esos seres en particular y de todos sus asociados, para quienes la posibilidad de un futuro es muy frágil. Los bebés humanos nacidos a partir de una elección reproductiva individual no devienen simbiontes biológicos, aunque viven en muchos otros tipos de simpoiesis con bichos humanos y no humanos. A lo largo de las generaciones, las Comunidades del compost experimentaron complejas dificultades con formaciones de casta jerárquicas y, a veces, violentos enfrentamientos entre personas nacidas como simbiontes y otras nacidas como humanos individuales más convencionales. Sims y no-sims, a veces literalmente, no se ponen de acuerdo fácilmente.

 

Por lo general, los animales simbiontes son miembros de especies migratorias, lo que da forma de manera crítica a las formas de visita, trabajo y juego de todos los asociados de la simbiosis. Los miembros de las simbiosis de las niñas y niños del compost, humanos y no humanos, viajan o dependen de asociados que viajan; los corredores son esenciales para su existencia. La restauración y el cuidado de los corredores, de la conexión, es una tarea central de las comunidades; es la manera en que imaginan y practican la reparación de tierras y aguas arruinadas y sus bichos, humanos y no humanos.10 Las niñas y niños del compost llegan a ver a sus linajes compartidos como humus, más que humanos o no humanos. El núcleo central de la educación de cada nuevo bebé es aprender a vivir en simbiosis para criar al animal simbionte, y a todos los otros seres que requiera el simbionte, en aras de la continuidad durante al menos cinco generaciones humanas. Criar al animal simbionte significa, a su vez, ser criado, así como inventar prácticas de cuidado con seres simbióticos extendidos. Los simbiontes humanos y animales mantienen la continuidad de los relevos de la vida mortal, heredando y, al mismo tiempo, inventando prácticas de recuperación, supervivencia y florecimiento.  

 

Debido a que los asociados animales en la simbiosis son migratorios, cada bebé humano aprende y vive en nodos y senderos, con otras personas y sus simbiontes, manteniendo las alianzas y colaboraciones necesarias para hacer posible la continuidad. De manera literal y figurativa, en estas comunidades, entrenar la mente para ir de visita es una práctica pedagógica de por vida. Conjuntamente y por separado, las artes y las ciencias se practican y se extienden apasionadamente como medios para sintonizar a comunidades ecológicas naturoculturales –incluidas las personas– que evolucionan rápidamente con un vivir y morir bien, a lo largo de siglos peligrosos de cambio climático irreversible, tasas de extinción en alza permanente y otros problemas.  

 

Un poder de libertad individual muy apreciado del nuevo bebé es escoger un género –o no– cuando, y en el caso de que, los diseños de vivir y morir evoquen ese deseo. Las modificaciones corporales son normales entre la gente de Camille; al nacer, se añaden unos pocos genes y microorganismos del animal simbionte a la herencia corporal del simbebé, con el fin de que la sensibilidad y la respuesta al mundo que experimente el bicho animal pueda ser más vívida y precisa para el miembro humano del equipo. Los animales asociados no son modificados de esa manera; sin embargo, las continuas relaciones con tierras, aguas, personas y pueblos, bichos y aparatos, les hacen desarrollar posibilidades renovadas y sorprendentes, incluidos los continuos cambios biológicos eco-evo-devo (“biología ecológica y evolutiva del desarrollo”).11 A lo largo de su vida, la persona humana puede ir adoptando modificaciones corporales por placer, estética o trabajo, siempre que las modificaciones tiendan al bienestar de ambos simbiontes en el humus de la simpoiesis.

 

El pueblo de Camille se trasladó al sur de Virginia Occidental, en los Apalaches, a un lugar a lo largo del río Kanawha –cerca del monte Gauley– que había sido devastado por la minería de remoción de cima de carbón. Los ríos y sus afluentes estaban contaminados; los valles, llenos de restos mineros; las personas, usadas y abandonadas por las compañías mineras. La gente de Camille se alió con comunidades multiespecies en apuros, habitantes de los valles y de montañas escabrosas, tanto con personas locales como con otros bichos.12 La mayoría de las Comunidades del compost que entablaron vínculos más estrechos con el grupo de Camille vivían en lugares devastados por la extracción de combustibles fósiles o las minas de oro, uranio y otros metales. Los lugares destripados por la deforestación o la agricultura practicadas como agua y nutriente de minas y monocultivos también abundaban en el mundo extendido de Camille.   

 

Las mariposas monarca frecuentan la comunidad de Camille, en Virginia Occidental, durante los veranos, emprendiendo una migración de muchos miles de kilómetros hacia el sur, para pasar el invierno en unos pocos bosques de pino y abeto oyamel en México central, a lo largo de la frontera de los estados de Michoacán y México.13En el siglo XX, la mariposa monarca fue declarada insecto estatal de Virginia Occidental, estableciéndose el Santuario de la biosfera de la mariposa monarca en la ecorregión de bosques supervivientes del cinturón volcánico trans-mexicano, declarado en 2008 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

 

A lo largo de sus complejas migraciones, las mariposas monarca tienen que comer, reproducirse y descansar en ciudades, ejidos, tierras indígenas, granjas, bosques y praderas de un vasto paisaje dañado, poblado por personas y pueblos viviendo y muriendo en muchos tipos de ecologías y economías en disputa. Las larvas de las migraciones orientales primaverales de mariposas monarca que van de sur a norte se enfrentan a las consecuencias de las tecnologías genéticas y químicas de la agricultura industrial masiva, que hacen que su alimento básico (las hojas del algodoncillo autóctono local) no esté disponible a lo largo de la mayoría de sus rutas. No solo la presencia de todo tipo de algodoncillo, sino también la aparición estacional de distintas variedades de algodoncillos, desde México hasta Canadá, están sincopadas en la carne de las orugas de monarca. Algunas especies de algodoncillo florecen en tierras afectadas: son buenas pioneras. La Asclepias Syriaca, el algodoncillo común del este y centro de América del Norte, es una planta de sucesión temprana. Esta especie prospera en los arcenes y entre los surcos de los cultivos, siendo especialmente susceptible a herbicidas como Roundup, el herbicida con glifosato producido por Monsanto. Otro tipo de algodoncillo que también es importante para la migración oriental de las monarca es la especie de las praderas de vegetación clímax originarias de pastizales en etapas de sucesión tardía. A partir de la casi completa destrucción de las praderas de vegetación DECLIVEclímax en América del Norte, este algodoncillo, el Asclepias Meadii, se encuentra ferozmente amenazado.14  

 

A lo largo de primavera, verano y otoño, una extensa variedad de plantas en floración de estación temprana, media y tardía, incluidas las flores del algodoncillo, producen un néctar que es succionado con avidez por las mariposas monarca adultas. En la ruta hacia el sur rumbo a México, el futuro de la migración oriental de América del Norte está amenazado por la pérdida de los hábitats de plantas productoras de néctar que alimentan a las mariposas adultas no reproductoras, que vuelan para pasar el invierno en sus árboles preferidos y anidar en los bosques de las montañas. A su vez, estos bosques se enfrentan a una degradación naturocultural en complejas historias de una continua opresión étnica, de clase y de Estado sobre campesinos y pueblos indígenas de la región, como los pueblos mazahua y otomí.15

 

Trastornadas en tiempo y espacio y despojadas de alimento en ambas direcciones, las larvas mueren de hambre y las adultas, hambrientas, crecen debilitadas, fracasando en su intento de llegar a sus hogares de invierno. Las migraciones fracasan a lo largo de las Américas. Los árboles del centro de México lloran la pérdida de sus bamboleantes racimos invernales, y los prados, las granjas y los jardines urbanos de Estados Unidos y el sur de Canadá se ven desolados en verano, sin el brillo saltarín de anaranjados y negros.

 

La persona que parió a Camille 1 eligió como simbiontes del bebé a las mariposas monarca de América del norte, en dos corrientes magníficas pero severamente dañadas: desde Canadá hacia México, y desde el estado de Washington a lo largo de California a través de las Montañas Rocosas. La progenitora gestacional de Camille ejerció su libertad reproductiva con una esperanza salvaje, escogiendo vincular al feto próximo al nacimiento con las dos corrientes, la occidental y la oriental, de esta trenza de movimiento de mariposas. Esto significaba que per Camille16 de la primera generación, así como per Camille de al menos cuatro generaciones humanas subsiguientes, crecerían en conocimiento y saber-hacer, en un compromiso con la continuidad de estos maravillosos y amenazados insectos y sus comunidades humanas y no humanas, a lo largo de los senderos y nodos de sus migraciones y residencias en estos lugares y corredores, no todo el tiempo ni en todas partes. La comunidad de Camille entendió que las mariposas monarca no estaban amenazadas como especie global extendida, sino que dos grandes corrientes de una migración continental –un amplio movimiento circular conectado de una miríada de bichos viviendo y muriendo juntos– era lo que estaba al borde de la extinción.

 

Quien gestó a Camille y eligió a la mariposa monarca como su simbionte era una persona soltera con la respons-habilidad de ejercer una libertad generativa, poderosa y no inocente, preñada de consecuencias para los mundos ramificados a lo largo de cinco generaciones. Esta singularidad irreductible, este particular ejercicio de elección reproductiva, puso en marcha un esfuerzo que duró siglos, involucrando a muchos actores y manteniendo vivas las prácticas de migración en todos los continentes para todos los bichos migrantes. Las comunidades del compost no alinearon sus bebés a las “especies en vías de extinción”, en el sentido dado a este término por las organizaciones conservacionistas del siglo XX. Más bien, las Comunidades del compost entendieron que su tarea era inventar y cultivar las artes de vivir con y para mundos heridos, no como una abstracción o una tipología, sino en aras de y como lo hacen quienes mueren y viven en lugares en ruinas. Las distintas generaciones de Camille crecieron enriquecidas en comunidades mundanas a lo largo de sus vidas, ya que trabajar y jugar con y para las mariposas daba lugar a habitares intensos y migraciones activas con una multitud de personas y otros bichos. Cuando una generación de Camille se acercaba a la muerte, una nueva nacería de la comunidad a tiempo, para que las de más edad, en tanto mentoras en la simbiosis, pudieran enseñar a las más jóvenes a estar preparadas.17

 

Per Camille sabían que el trabajo podía fracasar en cualquier momento. Los peligros seguían siendo intensos. Gracias al legado de siglos de explotación ecológica, cultural y económica, tanto de personas como de otros seres, excesivas extinciones y exterminios continuaban acosando a la tierra. Sin embargo, también florecían los espacios abiertos con éxito para otros bichos y las personas comprometidas con ellos, y asociaciones multiespecies de diversos tipos contribuían a construir una tierra habitable en tiempos largamente problemáticos.

 

Las historias de Camille

 

La historia que cuento aquí sigue el rastro de cinco Camilles solo a lo largo de unos pocos hilos y nudos de sus estilos de vida, entre el nacimiento de Camille 1 en 2025 y la muerte de Camille 5 en 2425. La historia que cuento aquí clama por prácticas colaborativas y divergentes creadoras de historias, en performances narrativas, sonoras y visuales y textos en materialidades que abarquen desde lo digital a lo escultural y todo lo practicable. Mis historias son, como mucho, figuras de cuerdas sugerentes; ansían un tejido más completo que siga manteniendo diseños abiertos, con puntos de anclaje ramificados por cuentacuentos aún por venir. Espero que quienes me lean cambien partes de la historia y las lleven a otro lugar, que extiendan, contradigan, engorden y reimaginen las formas de vida de per Camille.  

Las historias de Camille llegan solo a cinco generaciones, incapaces aun de cumplir con las obligaciones impuestas por la Confederación Haudenosaunee sobre per y, por tanto, sobre todos los seres afectados por el relato, incluso en actos de apropiación no reconocidos, a saber, actuar con respons-habilidad ante y por los seres de la próxima séptima generación.18 Las niñas y niños del Compost que están más allá de las Historias de Camille quizás lleguen a ser capaces de ese tipo de configuraciones de mundos que, de alguna manera, alguna vez parecieron posibles, antes de la “gran aceleración” del Capitaloceno y la “gran vacilación”.

 

A lo largo de las cinco generaciones de Camille, la cantidad de seres humanos en la Tierra –incluyendo a personas en simbiosis con animales vulnerables, escogidos por quienes las parieron (sims) y por progenitores no incluidos en ese tipo de simbiosis (no-sims)– descendió de la elevada cifra de diez mil millones en 2100 a un nivel estable de tres mil millones en 2400. Si las Comunidades del compost no hubieran demostrado su éxito en los primeros años, así como su capacidad de infectar a otros seres humanos y pueblos, la población de la Tierra habría superado los once mil millones hacia 2100. El respiro hecho posible por esa diferencia de mil millones de personas abrió posibilidades para la continuidad de muchas formas de vida y muerte amenazadas de seres humanos y no humanos.19      

Oruga de mariposa monarca Danaus plexippus sobre vaina de asclepa. Foto de Singer S. Ron, Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de EE.UU.

 

 

Camille 1

 

Nace en 2025. La cantidad de humanos es de 8 mil millones.

Muere en 2100. La cantidad de humanos es de 10 mil millones.

 

En 2020, cerca de trescientas personas de diferentes legados regionales, religiosos, raciales y de clase, incluidos doscientos adultos de los cuatro principales géneros practicados en la época 20 y cien menores de 18 años, construyeron una ciudad en donde confluyen los ríos Nuevo y Gauley para formar el río Kanawha, en Virginia Occidental. Nombraron al asentamiento Nueva Gauley, en honor a las tierras y aguas devastadas por la minería de remoción de cima de carbón. Historiadores de la época sugirieron que el período sobre la Tierra que va del 2000 al 2050 debería llamarse la “gran vacilación”.21 La “gran vacilación” fue una época de una ansiedad inútil, ampliamente extendida, ante la destrucción medioambiental, la evidencia irrefutable de la aceleración de las extinciones masivas, el violento cambio climático, la desintegración social, las guerras por doquier, el continuo aumento de la población humana debido a las grandes cantidades de personas jóvenes ya nacidas (aun cuando, en la mayoría de los lugares, las tasas de natalidad habían caído por debajo de las tasas de reemplazo) y las vastas migraciones de refugiados humanos y no humanos sin refugio.

 

Durante ese terrible período, cuando, a pesar de todo, aún era posible que una acción concertada marcara una diferencia, numerosas comunidades emergieron a lo largo y ancho de la Tierra. El nombre de estos agrupamientos fue Comunidades del compost; las personas se llamaban a sí mismas compostistas. Otros muchos nombres en diversas lenguas también propusieron el juego de figuras de cuerdas del resurgimiento colectivo. Estas comunidades entendieron que la “gran vacilación” podía acabar en crisis terminales, y también que la acción radical colectiva podría fermentar un tiempo turbulento pero generativo de retornos, revuelta, revolución y resurgimiento.  

 

Durante los primeros años, las personas adultas de Nueva Gauley no parieron nuevos bebés, sino que se concentraron en construir cultura, economía, rituales y políticas en las que abundaran parentescos raros y donde los bebés fueran raros pero preciados.22 El trabajo y el juego comunitarios de generar parientes construyeron capacidades críticas para el resurgimiento y el florecimiento multiespecies. En particular, se desarrollaba y celebraba la amistad como práctica de generar parientes a lo largo de la vida. En 2025, la comunidad se sintió preparada para parir sus primeros bebés, que serían enlazados con animales simbiontes. Las personas adultas juzgaron que la mayoría de sus bebés ya nacidos, que habían ayudado a fundar la comunidad, estaban preparados y ansiosos de hermanarse con los futuros jóvenes simbiontes. Todo el mundo creía que este tipo de simpoiesis nunca había sido practicada antes, en ningún lugar de la Tierra. Sabían que no sería fácil aprender a vivir de manera colectiva en simbiosis íntima y mundana de cuidados con otro animal, entendiéndola como una práctica de reparación de lugares dañados y de generación de futuros multiespecies florecientes.

 

Camille 1 nació entre un pequeño grupo de cinco bebés, y per fue la única persona joven ligada a un insecto. Otros bebés de esta primera población base se hicieron simbiontes con peces (la anguila americana o Anguilla Rostrata), pájaros (el cernícalo americano o Falco Sparverius), crustáceos (el cangrejo de río Big Sandy o Cambarus Veteranus) y anfibios (la salamandra de arroyo o Ambystoma Barbouri).23 Empezando con especies vulnerables de murciélagos, las simbiosis con mamíferos se llevaron a cabo en la segunda ola de nacimientos, alrededor de cinco años más tarde. Muchas veces resultaba más fácil identificar insectos, peces, mamíferos y aves migratorias amenazadas como simbiontes potenciales para los nuevos bebés que hacerlo con reptiles, anfibios y crustáceos. La predilección por simbiontes migratorios se distendió, especialmente desde que la conservación de corredores de todos los tipos se hacía cada vez más urgente, a medida que el aumento de la temperatura por el cambio climático expulsaba de sus cordilleras a muchas especies normalmente no migrantes. A pesar de que sus primeros amores siguieron siendo bichos viajeros y senderos remotos –principalmente porque sus pequeñas comunidades humanas se constituían de una manera más mundana, geográfica y culturalmente, a través del cultivo de los enlaces necesarios para cuidar a sus asociados en simbiosis–, algunos miembros de las Comunidades del compost se involucraron con bichos de los hábitats diminutos que quedaban, así como con seres a los que sus exigentes requisitos ecológicos y su amor al hogar sólo les permitían enlazarse fuertemente a algunos lugares en particular.24

 

En el curso de los primeros cien años, Nueva Gauley dio la bienvenida a 100 nuevos nacimientos de bebés unidos a animales simbiontes, 10 nacimientos de progenitores solos o parejas que rechazaron el modelo de tres progenitores y cuya descendencia no recibió estos tipos de simbiontes, 200 muertes, 175 migrantes y 50 emigrantes. Las personas dedicadas a la ciencia en las comunidades del compost encontraron que es imposible establecer con éxito simbiosis humano-animales con adultos; los tiempos receptivos cruciales de los humanos son el desarrollo fetal, la lactancia y la adolescencia. Al mismo tiempo que contribuían con materiales celulares o moleculares a la modificación de la pareja humana, las parejas animales atravesaban también un período de transformación, como la incubación, la ecdisis larvaria o la metamorfosis. Los animales en sí no eran modificados con material humano, sus roles en las simbiosis eran enseñar y florecer de todas las maneras posibles en tiempos peligrosos y heridos.

 

Casi en todas partes, las comunidades del compost se afanaron por mantener su tamaño o por crecer a través de la inmigración, a la vez que preservaban sus propios nacimientos a un nivel compatible con la cantidad total de humanos en la Tierra, que con el tiempo se había reducido unos dos tercios. En el caso de que los nuevos migrantes aceptaran las prácticas básicas de las comunidades del compost, se les concedía residencia permanente en el momento de solicitarla, así como derechos de ciudadanía en tanto compostistas, en ingeniosas y a menudo estridentes ceremonias generadoras de parientes. Las personas visitantes no residentes eran siempre bienvenidas, la hospitalidad era considerada como obligación elemental y, al mismo tiempo, fuente de mutua renovación. La duración de la permanencia de residentes podía devenir materia de controversias, hasta el punto de llegar a romper afiliaciones de parentesco y, en ocasiones, a comunidades compostistas enteras.  

 

En caso de que las personas migrantes que quisieran unirse a las comunidades del compost superaran la cantidad a la que podía darse cobijo, se formaban nuevos asentamientos con mentores provenientes de las ciudades semilla. Durante los primeros siglos, las personas migrantes provenían de áreas en ruinas de distintos lugares, y su búsqueda de refugio y pertenencia a las Comunidades del compost –ellas mismas comprometidas con las artes de vivir en lugares dañados– era un acto tanto de desesperación como de fe. Quienes habían fundado las Comunidades del compost pronto se dieron cuenta de que las personas migrantes que provenían de situaciones desesperadas no solo traían consigo traumas, sino también una perspicacia y unas habilidades extraordinarias para el trabajo que había que llevar a cabo. Los nuevos asentamientos en otros lugares en ruinas y el establecimiento de alianzas y colaboraciones con personas y otros bichos en esas áreas requerían de las mejores habilidades de personas mentoras y migrantes. Los simbiontes plantas no fueron unidos a bebés durante muchas generaciones en las comunidades del compost, a pesar de que para las compostistas era fundamental reconocer una simpoiesis abundante –una generación de mundo– con las plantas.

 

Nueva Gauley decidió fomentar la bienvenida a migrantes por sobre los nuevos nacimientos durante las primeras tres generaciones; después de ese momento, hubo más flexibilidad, a la vez que una necesidad de recalibrar nacimientos y muertes. La inmigración y la emigración tendieron a igualarse, a medida que más lugares sobre la Tierra restauraban las condiciones para un resurgimiento modesto y que las razones para buscar nuevos hogares se basaban cada vez menos en la guerra, la explotación, el genocidio y la devastación ecológica, y más en la aventura, la curiosidad, el deseo de nuevos tipos de abundancia y habilidades, y los antiguos hábitos de los seres humanos de trasladarse, incluidas personas cazadoras-recolectoras, pastoras y habitantes de granjas y poblados. Las especies sociales oportunistas tienen una gran tendencia a trasladarse, los seres humanos fuera de cautividad han sido siempre extraordinarios oportunistas ecosociales, viajeros y creadores de senderos. Además, hacia 2300, más de mil millones de seres humanos sobre la Tierra habían nacido en nuevos tipos de relaciones simbióticas con otros bichos, sumándose a las asociaciones multiespecies mucho más antiguas que caracterizaban a las personas, así como a todos los otros tipos de seres vivos, a lo largo de historias ecológicas, evolutivas, de desarrollo, históricas y tecnológicas.

 

Antes de nacer, Camille 1 recibió un paquete de genes formadores de patrones expresados en las superficies de las mariposas monarca a lo largo de sus transformaciones desde orugas a adultos alados. Camille 1 también recibió genes que le permitían probar las señales químicas diluidas en el viento, fundamentales para que las monarca adultas seleccionen distintas flores ricas en néctar y las mejores hojas de algodoncillo para depositar sus huevos. Los microbiomas de la boca y los intestinos de Camille 1 fueron mejorados para permitirle saborear, de forma segura, las plantas de algodoncillos con alcaloides tóxicos que las monarca acumulan en su carne para ahuyentar depredadores. En su infancia, las satisfacciones orales de Camille 1 con aromática leche de mamífero eran espolvoreadas con los sabores amargos de glucósidos cardíacos, sabores que sus progenitores humanos no se atrevían a compartir. En su cuerpo consciente en proceso de maduración, Camille 1 tuvo que aprender a devenir en simbiosis con un insecto compuesto en cinco estadios de orugas antes de llegar a metamorfosearse en un adulto volador que, a su vez, experimentaba fases temporales de excitación sexual y diapausa sexual. El enlace simbiogenético de Camille y las mariposas monarca también tenía que hospedar a los diversos asociados parasitarios y beneficiosos del holobionte de la mariposa, así como prestar atención a la genética de las poblaciones migrantes.25

 

Las compostistas no intentaron introducir en el ya suficientemente complicado reformateo de Camille 1 ninguno de los patrones genéticos y temporales usados por las mariposas en la crisálida para desmontar y recomponer completamente su ser, antes de surgir como imagos alados. Sus progenitores tampoco intentaron alterar las capacidades visuales de Camille ni sus disposiciones neurales para percibir físicamente el espectro de colores de las mariposas, ni para que Camille viera con los ojos compuestos de un insecto. El objetivo de las alteraciones no era la mímesis, sino sugerencias carnosas, trenzadas a través de prácticas pedagógicas innovadoras de devenires-con naturosociales, que contribuyeran a que la simbiosis prosperara a través de cinco generaciones humanas comprometidas con sanar vidas y lugares humanos y no humanos dañados. De la manera más reduccionista posible, el objetivo era dar a las mariposas y su gente –dar a las migraciones– una oportunidad de futuro en un tiempo de extinciones masivas.

 

A sus cinco años, la piel de Camille 1 tenía franjas brillantes de color amarillo y negro, igual que una oruga monarca en su última fase, que aumentaron en intensidad cuando alcanzó los diez años de edad. Pero a los quince años, al iniciarse en las responsabilidades adultas, la piel de Camille 1 tenía los tonos y patrones apagados de las crisálidas monarca. Al llegar a la edad adulta, Camille 1 fue adquiriendo gradualmente el patrón y la coloración de los brillantes anaranjados y negros de una mariposa adulta. El cuerpo adulto de Camille 1 era más andrógino en apariencia que el de las adultas monarca sexualmente dimórficas.   

 

Todos los bebés simbiontes desarrollaron, en los primeros estadios de su niñez, rasgos visibles y también sutiles similitudes sensoriales propias de sus asociados animales. A pesar de que no debería haberles sorprendido, las consecuencias de este hecho evolutivo pillaron por sorpresa a las personas compostistas adultas, a medida que comenzaban a estallar los primeros conflictos serios en Nueva Gauley dentro de los grupos de aprendizaje de las personas jóvenes. La primera población base de jóvenes estaba compuesta por cinco jóvenes con alianzas con animales simbiontes, dos bebés nacidos de progenitores disidentes y, por tanto, sin alianzas con estos simbiontes, y cinco jóvenes migrantes sin simbiontes. Per jóvenes en simbiosis luchaban por integrar cuerpos conscientes que eran inimaginables para sus progenitores. Además, en esas primeras generaciones, cada simbiosis era única en su tipo.

 

Camille 1 formó amistades muy intensas, especialmente con Kess, per joven en enlace con los cernícalos americanos; aunque cada persona simbiótica tenía una conciencia muy precisa de su diferencia irreductible. Kess y Camille sentían una atracción mutua, en parte porque sabían que los cernícalos comían mariposas, y también porque sus respectivos animales simbiontes amenazados prosperaban mejor en campos, prados, arcenes, pasturas y bosques mixtos plagados de una miríada de plantas en flor. Desde el principio, las personas simbiontes desarrollaban una subjetividad compleja compuesta de soledad, sociabilidad intensa, intimidad con alteridades no humanas, singularidad, falta de elección, plenitud de significado y certeza de propósitos futuros. Este paisaje de sentimientos convergentes y divergentes tendió a transformarse en arrogancia y excepcionalismo hacia niñas y niños no simbióticos, incluso hacia sus progenitores y otras personas adultas no simbióticas de Nueva Gauley. Debido a que durante las primeras generaciones después del establecimiento de las primeras comunidades del compost, los simbiontes aún eran escasos entre la población total de una región, en momentos de vulnerabilidad, personas jóvenes y adultas no simbióticas podían llegar a sentir (y sentían) que los simbiontes eran monstruos, más-que-humanos y alteridades-no-humanas a la vez, y que representaban una seria amenaza. En las redes de culturas occidentales predominantes en Nueva Gauley no resultaba fácil recordar que humanidad significaba humus, y no Ántropos ni Homo. Personas jóvenes y adultas de Nueva Gauley, determinadas a ayudar a las más jóvenes a transitar los laberintos de la inquietud de sí, el entusiasmo social, la jovialidad, el orgullo mutuo, el miedo, la rivalidad y el acoso que habían conocido en la escuela, se enfrentaron a un nuevo desafío en la comunidad emergente de personas simbióticas y no simbióticas.

 

Muy pronto, las personas compostistas de Nueva Gauley comprendieron que contar historias era una de las prácticas más poderosas para confortar, inspirar, recordar, advertir, alimentar la compasión, estar de luto y devenir-con mutuamente en sus diferencias, esperanzas y temores. Obviamente, las Comunidades del compost enfatizaron una amplia y profunda gama de enfoques para educar a personas jóvenes y viejas, y las artes y las ciencias fueron especialmente elaboradas y celebradas. Para jóvenes y adultos de la mayoría de especies en las comunidades, el juego era la actividad más poderosa y diversa para reorganizar cosas antiguas y proponer otras nuevas, nuevos patrones de sentimiento y acción, así como para elaborar formas lo suficientemente seguras como para enredarse mutuamente en conflicto y colaboración.26 Las prácticas de amistad y juego, ambas ritualizadas y celebradas a pequeña y gran escala, eran el corazón del aparato de formación de parientes. Abundaban bibliotecas de muy diversos formatos y materialidades con el fin de evocar curiosidades y sostener proyectos de conocimiento para aprender a vivir y morir bien en la tarea de curar lugares y seres dañados. Los estudios decoloniales multiespecies (que incluían idiomas humanos y no humanos diversos y multimodales) y un enfoque de transconocimiento susceptible de ser extendido de forma indefinida llamado EcoEvoDesaHistoEtnoTecnoPsico (Estudios Ecológico Evolutivos del Desarrollo Histórico Etnográfico Tecnológico Psicológico), eran investigaciones anudadas y estratificadas fundamentales para las personas compostistas.27

 

Las compostistas investigaban con entusiasmo todo lo que podían sobre comunidades y movimientos experimentales, intencionales, utópicos, distópicos y revolucionarios de diferentes tiempos y lugares. Una de sus grandes decepciones con estos relatos era que muchos comenzaban a partir de las premisas de empezar todo de nuevo y reiniciar desde cero, en lugar de aprender a heredar sin negaciones y seguir con el problema de mundos dañados. Aunque apenas libre de la narrativa esterilizadora que pretendía limpiar al mundo fácilmente a través del apocalipsis o la salvación, el humus más enriquecido de sus investigaciones resultó ser la SF: ciencia ficción y fantasía, fabulación especulativa, feminismo especulativo y figuras de cuerdas. Al bloquear las exclusiones de las utopías, la SF mantenía viva a la política.

 

Por tanto, contar historias fue la bolsa de semillas del florecimiento para las personas compostistas; Camille 1 se alimentó de historias. Su historia preferida era Nausicaä del valle del viento, ya que a la joven y valiente princesa le encantaban los seres de los bosques tóxicos, especialmente los despreciados y temidos insectos llamados Ohmu. Como una mariposa con turbina, Nausicaä podía volar sobre bosques, campos y ciudades en su ligero planeador a chorro. Per joven Camille 1 nunca pudo resistirse a esa alegre sensación. El relato manga y anime de Hayao Miyazaki está situado en una tierra postapocalíptica amenazada por bichos del bosque tóxico, que se defendían y vengaban por la implacable destrucción del mundo natural a manos de humanos tecnológicos militarizados, enloquecidos por el poder. Malvados gobernantes continuaban prometiendo una destrucción definitiva, en su deseo de exterminar el bosque tóxico y extraer las últimas pizcas de recursos para las amuralladas ciudades de privilegio y excepción. A través del estudio de la ecología del bosque, la comprensión de la psicología de los venenosos árboles fungiformes infectados y el amor por los peligrosos insectos gigantes mutantes y sus larvas, Nausicaä triunfó en sus esfuerzos por salvar a la gente y al bosque. Descubrió que los árboles purificaban toxinas y que, gota a gota, iban formando un vasto subsuelo acuífero de agua pura capaz de regenerar la biodiversidad de la Tierra. Sintonizando con los lenguajes de las plantas, los hongos y los animales, Nausicaä pudo calmar la incomprensión y el miedo de las personas que habían sido envenenadas por las emanaciones tóxicas del bosque perturbado. Fue capaz de proponer la paz entre humanos y alteridades humanas gracias a su amistad con el bosque contaminado, una práctica que caló profundamente en la psique de per joven Camille 1. En las dramáticas escenas finales de la historia, Nausicaä, asumiendo un grave riesgo, rescata una larva amenazada de Ohmu y, de esa manera, frena la estampida de los adultos gigantes de su especie en su furia hacia los humanos por haber capturado y herido a la joven.   

 

Camille 1 aprendió que había muchas inspiraciones en el relato de Miyazaki,28 incluida la princesa feacia de la Odisea de Homero llamada Nausícaa, que amaba la naturaleza y la música, cultivaba una ferviente imaginación y desdeñaba las posesiones. Además de relatos medievales europeos sobre el dominio de los vientos por parte de las brujas, la historia de Nausicaä también se inspiró en el Maestro de vientos y nubes de Terramar, de Ursula Le Guin. Sin embargo, en su adultez, Camille 1 creía que la inspiración más generadora era una historia japonesa del período Heian, llamada “La dama que amaba los insectos”.29 Esta dama era una princesa que no se embellecía blanqueándose los dientes o depilándose las cejas y que despreciaba la idea de un marido. Solo le apasionaban las orugas y los bichos rastreros que el resto desdeñaba.30

 

Nausicaä tenía un compañero animal, un verdadero simbionte, una pequeña ardilla zorro oriental tan amable como feroz. En los últimos años de su vida, en sus memorias, Camille 1 describía Nausicaä del valle del viento como una fábula de gran compañerismo y grandes peligros. A diferencia de los héroes convencionales, Nausicaä, acompañada de animales, es una niña y una sanadora, cuyo coraje madura en densa conexión con muchas alteridades y muchos tipos de alteridades. Nausicaä no puede actuar sola, y sus acciones y su respons-habilidad personal tienen grandes consecuencias para ella y para una miríada de seres humanos y no humanos. Las conexiones y los corredores de Nausicaä son prácticos y materiales, así como fabulosos y animados de manera animista y arrogante. Las suyas son las artes de vivir en un planeta herido. Esta niña anime japonesa del siglo XX alimentó de por vida a Camille 1 en simbiosis con las mariposas monarca.

Mariposa monarca sobre un hinojo en el bosque de las mariposas monarca de Pismo cerca de la entrada del Parque Nacional Pismo Beach. 15 de noviembre de 2008. Foto de docentjoyce / Wikimedia Commons.

 

 

Camille 2

 

Nace en 2085. La cantidad de humanos es de 9,5 mil millones.

Muere en 2185. La cantidad de humanos es de 8 mil millones.

 

En el momento de su iniciación, a los quince años, Camille 2 decidió pedir como regalo de mayoría de edad unos implantes en la barbilla de antenas de mariposa, una especie de barba tentacular, y así el asociado humano también podía heredar la intensa degustación de los mundos de los insectos voladores, ayudando en la tarea y agregando placeres corporales al devenir-con.31 Orgullosa de este signo vibrante de la simbiosis vivida, que llegaba ya a su segunda generación, per adolescente Camille 2, una vez acabados los procedimientos, llevó a cabo un viaje al hábitat invernal de la migración oriental para encontrarse con gente indígena y campesina que rehabilitaba tierras y aguas dañadas a lo largo del cinturón transvolcánico, entre los estados de México y Michoacán.   

 

Camille 1 había instruido a Camille 2. En los primeros quince años de vida del nuevo ser, Camille 1 intentó preparar la segunda generación de simbiontes humano-mariposa de Nueva Gauley para hacer visitas de manera prolongada como anfitriona de las diversas comunidades de Michoacán. Sin embargo, la obra de toda la vida de Camille 1 se había desarrollado casi por completo a lo largo de corredores y en pueblos, campos, minas, bosques, costas, montañas, desiertos y ciudades de las grandes migraciones de monarcas orientales y occidentales del norte de México, hacia el sur de Canadá, al este, y hacia Washington y las Rocosas septentrionales, en el oeste. Camille 1 trabajaba, jugaba y luchaba básicamente con personas que trabajaban en granjas del sur y el medio oeste, científicos de la agroindustria, compañías energéticas y sus despiadados abogados, trabajadores de las minas, personas desempleadas, amantes de la naturaleza, jardineros, ecologistas del corredor, especialistas en insectos, científicos del clima y artistas que performaban con y para bichos no humanos. Camille 1, a pesar de residir en Nueva Gauley y sintonizar especialmente con pueblos y paisajes devastados del país minero allí y en todo el continente,32 también pasaba temporadas con los insectos y sus gentes en los hogares invernales de la migración occidental de las monarca, especialmente a lo largo de la bahía de Monterrey de la California central. Por eso, comprendía los mundos biológicos, culturales e históricos de estos subgrupos de monarca aferradas a sus pinos locales de Monterrey y a los árboles de caucho australianos que les eran fundamentales (aunque nunca fueron realmente aceptados por el nativismo ecológico).

 

Las personas sim y no-sim de esta vasta extensión de tierra experimentaban la simpoiesis de las niñas y niños del compost principalmente a través de sus materialidades semióticas biológicas. Obviamente, como parte importante de su educación y sus alianzas de trabajo en su niñez y en la edad adulta, Camille 1 había estudiado con docentes indígenas estadounidenses, de las “primeras naciones” y métis, que explicaban y performaban diversas prácticas y conocimientos para fusionar el devenir conjunto y el intercambio entre humanos y alteridades-no-humanas. Pero Camille 1 nunca se había cuestionado seriamente las prácticas o categorías colonizadoras de naturaleza, cultura y biología que le permitían comprender su propia simpoiesis transformadora con las monarca. Por motivos prácticos y políticos, así como ontológicos y epistemológicos, Camille 1 reconocía la necesidad urgente de profundizar y transformar los términos de los intercambios y las colaboraciones con personas, pueblos y bichos no humanos en las migraciones y residencias sureñas de las monarca en México.

 

Por tanto, a pesar de conocer bien la literatura decolonial y postcolonial y de involucrarse en una correspondencia de por vida con sus camaradas mexicanas –muchas de las cuales habían realizado personalmente el viaje hacia Nueva Gauley y Santa Cruz, en California, para encontrarse con las comunidades del compost–, Camille 1 murió antes de conocer la simpoiesis monarca de maneras semióticas y materiales distintas a la simbiogénesis. Más adelante, el primer Día de los Muertos en su primera estadía en México, después de su mayoría de edad, a Camille 2 le presentaron las monarca que en noviembre regresaban a su hogar invernal en las montañas, como las almas de los muertos mazahua. Las monarca no representaban las almas de los muertos, sino que eran sims de mariposas vivas y muertos humanos, en unas configuraciones de mundos multinaturalistas que Camille 2 había estudiado, pero apenas podía reconocer y a las que no sabía cómo acoger.

 

Había comunidades del compost en Michoacán y en todo México que habían procreado bebés simbiogenéticos para llevar a cabo la tarea de rehabilitar las aguas y tierras en ruinas a lo largo de las generaciones venideras. Las comunidades mexicanas se sentían tan en casa en los aparatos ampliados de conocimientos y prácticas biológicas naturoculturales como sus camaradas del norte. Pero ninguna de las comunidades del compost mexicanas –más allá de sus legados coloniales, mezclados o nativos– había unido un bebé humano a bichos migratorios en peligro que fueran ancestros visitantes. Las consecuencias de la poderosa iniciación de Camille 2 en la simpoiesis monarca que unía los insectos alados que venían a pasar el invierno con los ancestros visitantes dio una nueva forma al entramado de trabajo por la ecojusticia que unió Nueva Gauley a las comunidades del cinturón transvolcánico durante los próximos trescientos años. En la búsqueda de un término que pudieran compartir, Camille 2 y sus huéspedes mazahua decidieron nombrar “sinanimagénesis” a este tipo de devenir-con. ¡Los corredores, las migraciones y las zonas de contacto de las monarca recolectaron muchas formas de vivir y morir en las Américas!  

 

Fue así como las mazahuas de México Central (México, Michoacán y Querétaro) resultaron vitales en la historia de Camille a partir de la segunda generación. El trabajo decolonial en todos los lados de la frontera tenía que ser intrínseco de todas las formas de simpoiesis con las monarca.33 Lidiando con las consecuencias sufridas por las comunidades del compost a causa de las prácticas de conservación y restauración heredadas del colonialismo angloamericano y español, y de la continua represión y extracción de los pueblos indígenas por parte de los estados mexicano y estadounidense, Camille 2 ya no podía no saber sobre: las luchas mazahuas por la tierra y el agua, las migraciones a ciudades cercanas y distantes por trabajos mal pagados, la habitual tala ilegal de bosques, la elaboración de carbón vegetal, la historia de las acciones para proteger árboles y bosques –antes de que la migración de las mariposas se convirtiera en una cuestión internacional–, la historia de la vieja y nueva explotación indígena y foránea del bosque y la cuenca hidrográfica, la resistencia a científicos estadounidenses y de otros países, ni las leyes ni la burocracia del Estado mexicano que criminalizan las prácticas de subsistencia locales en la reserva de mariposas que se transformó en patrimonio mundial.  

 

Durante las dos primeras semanas de Camille 2 en la región de las monarca mazahua, las mujeres de las comunidades de la reserva de mariposas y sus alrededores se hicieron cargo de per.34 En el momento en que per joven sim llegó, en el otoño de 2100, las mujeres mazahua radicales estaban celebrando el 96º aniversario de la fundación de su movimiento. En 2004, “armadas simbólicamente con herramientas de labranza y rifles de madera, formaron el Ejército de Mujeres Zapatistas en Defensa del Agua, comprometiéndose a una estrategia de no violencia”.35 El movimiento zapatista había empezado en Chiapas el 1 de enero de 1994 con un alzamiento armado transformador, pero su contribución más importante a las estrategias en curso de las comunidades mazahua fue el desarrollo de una no violencia vigorosa en un amplio frente de oposición multigeneracional.36 Comunidades del compost de todo el mundo estudiaban los municipios zapatistas llamados “caracoles”.  

 

La primera prioridad de las mujeres mazahua fue iniciar a la sim visitante de Nueva Gauley en las intensas relaciones con los muertos vivientes. Resistiendo educadamente la tentación de pasar sus dedos constantemente entre los sensibles órganos tentaculares de su singular visitante con barba, estaban encantadas con las antenas de mariposa en la barbilla de Camille 2 y con los coloreados diseños de su piel adulta, que habían ido reemplazando gradualmente a las espectaculares franjas en la piel de oruga de su juventud. Las mazahua confiaban en que estas marcas significaban que per adolescente llegaría a estudiar en profundidad sus propias configuraciones de mundos humano-mariposas, y por tanto, sería una alianza útil. Para tomar parte en el trabajo de rehabilitación de humanos y alteridades-no-humanas y de justicia ambiental multiespecies en territorio indígena, que había sido dominado y agotado durante siglos por el Estado y otras fuerzas foráneas, Camille 2 tuvo que estudiar el resurgimiento de los pueblos que había estallado en los primeros años del siglo XXI.

 

La noche del regreso de las monarca, en noviembre de 2100, las mujeres enseñaron a Camille 2 un poema, “Soy mazahua”, compuesto por Julio Garduño Cervantes, que era vital en su trabajo por los muertos y los vivos. La gente, hermosamente vestida para la fiesta, cantaba el poema en medio de extravagantes fuegos artificiales, festejos y bienvenidas a parientes que regresaban. El poema conmemoraba a un líder mazahua asesinado en 1980, el Día de los Muertos, en su camino de regreso a casa del cementerio. Este asesinato encolerizó a los pueblos indígenas de todo México, y desencadenó un movimiento que estaba en su apogeo en el momento de la visita de Camille 2. Las mujeres del Ejército de Mujeres Zapatistas en Defensa del Agua enseñaban que las mariposas beben las lágrimas de quienes velan a las personas asesinadas, violadas y desaparecidas de todas las tierras.37
 

¡Soy mazahua!

 

Tú has querido negar mi existencia

yo no niego la tuya

pero yo existo. ¡Soy mazahua!

...

Estoy hecho de esta tierra, de este aire,

del agua y del sol

y todos unidos repetimos ¡somos mazahuas!

...

Tú has esclavizado a mis antepasados,

les has robado sus tierras, los has matado.

...

Yo construyo la casa,

pero tú vives en ella.

...

Tú eres el delincuente,

Pero yo estoy en la cárcel.

Nosotros hicimos la revolución

y tú te aprovechas de ella.

Pero aquí estoy yo, soy mazahua.

Mi voz se levanta, se une a mil voces más

y todos unidos repetimos ¡somos mazahuas!

Nuestras manos sembrarán para todos.

Nuestras manos lucharán para todos.

¡Soy mazahua!

 

—Julio Garduño Cervantes


 

A Camille 2 le resultaba difícil entender cuán activos eran los muertos en esa región y su importancia fundamental para el trabajo compostista de restaurar la tierra dañada y sus seres humanos y no humanos.38 Camille 2 tuvo que aprender a desprenderse de las nociones colonialistas de religión y secularismo para empezar a apreciar la materialidad semiótica total de quienes vinieron antes. Hasta que no se reconociera la simpoiesis con los muertos, la simpoiesis con los vivos sería radicalmente incompleta. Las urbanitas visitantes provenientes de Ciudad de México no eran mejores que Camille 2 a la hora de comprometerse seriamente con las demandas epistemológicas, ontológicas y prácticas de este aspecto de la cosmopolítica indígena. La modernidad y su trabajo sobre las categorías demostró ser terriblemente duradera, aun siglos después de que la devastadora crítica de finales del siglo XX y principios del XXI hiciera que la adhesión explícita a los principios de la modernidad filosófica y política fuera impensable por parte de personas serias, incluidas científicas y artistas. La modernidad pasó a la clandestinidad, pero permaneció como un muerto viviente. Hacer las paces con este ancestro vampiro era una tarea urgente para las comunidades del compost.39

 

Durante las primeras semanas de estadía de Camille 2, las mujeres adolescentes mazahua del Ejército de Mujeres Zapatistas en Defensa del Agua asumieron la tarea de instruir a per sim en la lucha por la ecojusticia del bosque y el agua en la región. Durante finales del siglo XX y a lo largo del siglo XXI, a través de inmensos proyectos de transferencia de agua, la Ciudad de México extrajo su precioso fluido de lagos, ríos y acuíferos que se extendían más allá de las montañas hacia las cuencas ocupadas por pueblos indígenas y otros bichos al norte y el oeste.40 Esta práctica fue inmensamente destructiva, un hecho subrayado en un informe de 2015 de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, que sostuvo que “la transferencia de agua a través del movimiento de grandes volúmenes de una cuenca a otra, no solo es insostenible y tiene efectos en el medio ambiente a medio y largo plazo, sino que también causa desplazamientos forzados que destruyen ciudades y comunidades y marginan a personas, obligándoles a trasladarse a los cinturones de pobreza de las grandes ciudades”.41 En el momento del nacimiento de Camille 1, el Sistema Cutzamala ya había bombeado más de 480 mil millones de litros por año hacia Ciudad de México y sus veintisiete municipios, mientras que las comunidades mazahua no tenían agua potable. El Ejército Zapatista de Mujeres en Defensa del Agua llevaron a cabo incansables manifestaciones y acciones en Ciudad de México y otros lugares, ganando muchas victorias parciales. La lucha continuó a lo largo de la vida de Camille 2 y más adelante. En simpoiesis, los bichos monarca, humanos y alteridades-no-humanas bebieron las lágrimas curadoras de vivos y muertos.42

Mural pintado por jóvenes en La Hormiga, Putumayo, al suroeste de Colombia, que muestra paisajes antes y después de una fumigación aérea durante la “Guerra contra las drogas” entre Estados Unidos y Colombia. Fotografía de Kristina Lyons.

 

 

Camille 3

 

Nace en 2170; la cantidad de humanos es de 8,5 mil millones.

Muere en 2270; la cantidad de humanos es de 6 mil millones.

 

En esta generación, dos tercios de residentes de las comunidades del compost alrededor del mundo eran simbiontes que participaban en un trabajo y un juego intensos para sustentar seres vulnerables, durante los siglos más difíciles de crisis planetaria y sufrimiento generalizado de humanos y alteridades-no-humanas. Una gran cantidad de sims había decidido abandonar sus comunidades compostistas, cediendo sus derechos de residencia por ciudadanías en otras formaciones políticas. Algunos humanos, tanto migrantes como descendientes no sims nacidos en las nuevas ciudades, se transformaron en firmes compostistas sin haber deseado nunca comprometerse personalmente en la generación de parientes simbiogenéticos. Las prácticas compostistas de vivir y morir, aliadas con diversos pueblos no sim, florecieron en todas partes; la gente, en esos tiempos de emergencia de curaciones parciales, se sentía profundamente entrelazada con el Chthuluceno tentacular en curso. Había habido grandes pérdidas de especies de seres vivos, a medida que el rápido cambio climático y los colapsos de ecosistemas interconectados barrían la Tierra; el evento de extinción masiva del Capitaloceno y el Antropoceno aún no había terminado.

 

Sin embargo, en el momento en que Camille 3 alcanzó los cincuenta años, estaba claro que la cantidad de humanos –aunque aún era demasiado alta en la mayoría de lugares para los dañados sistemas naturales, sociales y técnicos de la Tierra– continuaba descendiendo dentro de un agudizado patrón de justicia medioambiental cada vez más intensificada. Este patrón enfatizaba una preferencia por las personas pobres entre los humanos, por los ecosistemas naturosociales biodiversos y por los más vulnerables entre otros bichos y sus hábitats. La mayor parte del ingenioso trabajo llevado a cabo durante los 150 años a partir de que las primeras comunidades compostistas aparecieran fue desarrollando las vinculaciones de ese patrón. Este trabajo requería de un reconocimiento poderoso y un fortalecimiento de las prácticas Chthulucenas heredadas que no habían sido completamente aniquiladas en el Capitaloceno y el Antropoceno, así como de nuevas maneras inventadas de enlazar esas tres preferencias fundamentales entre sí. Las poblaciones humanas más ricas y con mayor consumo fueron las que más redujeron sus nacimientos, con el apoyo de las comunidades del compost; pero los nacimientos humanos en todas partes estaban deliberadamente por debajo de las tasas de reemplazo, para alcanzar así, de manera lenta y efectiva, niveles que tuvieran sentido para una humanidad distribuida y diversa en tanto humus, en lugar de como criterios de valoración de la naturaleza y la cultura. Las prácticas de generación de parientes en lugar de bebés habían arraigado dentro y fuera de las comunidades del compost.

 

Contra todas las expectativas de principios del siglo XXI, después de sólo 150 años, las simpoiesis –tanto simbiogenética como sinanimagénica– parecían estar marcando una diferencia en el mantenimiento de tiempo y espacio abiertos para muchos de los más vulnerables de la Tierra, incluidas las migraciones de las monarca y sus diversas personas y pueblos humanos. Resurgían los bosques del cinturón transvolcánico de México y el agua fue restaurada a los acuíferos saqueados. La gente se había ejercitado en el robustecimiento de la paz con los bichos y los científicos de la Reserva de la Biosfera, a medida que las organizaciones campesinas e indígenas por la justicia medioambiental tenían cada vez más control. Las migraciones del norte de México podían ahora contar con comida para las larvas y los adultos, a medida que la agricultura orgánica policultivos, los omnipresentes jardines y los márgenes de carreteras ricos en especies llenaban el paisaje. La devastación de hábitats para personas y otros bichos causada por la “gran energía” y el “gran capital” aún no había terminado, pero la marea, definitivamente, había cambiado.

 

La innovación tecnológica amigable con el humus, los rituales y las celebraciones creativas, la profunda reestructuración económica, la reconfiguración del control político, la desmilitarización y el trabajo sostenido para conectar los corredores y por la restauración ecológica, cultural y política, habían tenido un fuerte impacto y su fuerza crecía. A pesar de que Camille 3 no podía olvidar a las monarca, su atención se desvió al hecho de que per sims necesitaban evaluarse colectivamente de una manera sin precedentes.

 

Los principales acontecimientos en la vida de Camille 3 eran viajes alrededor del mundo a encuentros entre humanos sim y no sim, ante el reconocimiento general de que tanto la humanidad como la animalidad habían sido básicamente transformadas por las prácticas compostistas. Evidentemente, muchos pueblos de la Tierra nunca habían dividido a los seres vivos entre humanos y animales; sin embargo, todos habían dispuesto las cosas de manera diferente a lo que estaba ocurriendo en todas partes hacia 2200. También era de una evidencia incontestable que, hacia 2200, los cambios no eran iguales en todas partes. La configuración de mundos sim no era algo único, divergía y se adaptaba exuberantemente de una manera eco-evo-desa-histo-tecno-etno-psico. El reconocimiento era turbulento, estimulante y peligroso. Las crisis del bullying infantil en la generación de Camille 1 no era nada en comparación con los terrores de la transición en la tercera generación de comunidades del compost que, en unas pocas generaciones, serían la mayoría de personas sobre la Tierra. La abrumadora tarea de la generación de Camille 3 consistía en inventar una cosmopolítica mundial entre sims y no sims.

Kenojuak Ashevak, Animals of Land and Sea [Animales de mar y tierra], 1991, piedra estarcida, 63,5 x 76 cm (papel). Cortesía de Dorset Fine Arts.

 

 

Pueblos de cada pliegue de la Tierra habían sido generados y nutridos durante mucho tiempo por historias, mitos, performances, poderes y materializaciones de entidades no divididas en categorías reconocibles por la filosofía y la política occidentales más convencionales. Estas historias y materializaciones también estaban profundamente incorporadas en prácticas y relatos de pueblos, tanto recientes como largamente establecidos, que vivían en el lugar una vez llamado el Oeste. La generación de Camille 3 descubrió que las biologías y el contar historias eran los filones más ricos para tejer los tejidos necesarios para enlazar a sims y no sims.

 

Los relatos SF de transición a la adultez –desde la Alyx de Joanna Russ en The Adventures of Alyx, hasta la joven entidad decididamente no humanoide Esen-alit-Quar de la trilogía Web Shifters, de Julie Czerneda– fascinaban a muchos miembros de la generación de Camille 3; estas historias habían sido conservadas con mucho cuidado en los archivos compostistas. Camille 3 tenía especial preferencia por los relatos del siglo XX de Philip Pullman sobre la niña Lyra Belacqua y su demonio, Pantalaimon.43 Los demonios animales de los seres humanos eran capaces de múltiples transformaciones hasta que llegaba la adolescencia humana, momento en que el animal se estabilizaba en una forma única. Pullman imaginó a los demonios como expresiones de una persona tripartita, más que como seres distintos; pero per sims compostistas tenían diferentes y mejores recursos para entender la unión, que no se basaba en el legado de la tríada alma/cuerpo/mente que Pullman utilizó en su guerra contra el monoteísmo y la Autoridad. Per compostistas entendían a los demonios desde lugares ontológicamente menos purificados, más enredados con animismos situados en diversos mundos modernos y tradicionales, pasados y presentes. Los vínculos entre humano y demonio eran muy cercanos a los linajes simbiogenéticos forjados por jóvenes de las comunidades compostistas. Romper esos vínculos significaba una amenaza en lo más profundo de su ser. Vivir-con era la única manera posible de vivir-bien. Los bichos de la Tierra, animados por estas historias durante y entre encuentros interminables entre radicales quisquillosos (y muchas veces miedosos), iban forjando revoluciones ontológicas planetarias generadoras de parientes.

Las relaciones de enfermedad infecciosa y parasitismo no son las enemigas de los bichos terrestres; el crimen es el asesinato de la continuidad (la doble muerte). “Cuando las mariposas monarca están seriamente infectadas con el parásito protozoario Ophryocystis elektroscirrha, a veces pueden quedarse atascadas en sus crisálidas. Cuando esto ocurre, las avispas de papel se aprovechan de la situación.”
Fotografía y descripción de Jaap de Roode, Universidad de Emory.

 

 

Camille 4

 

Nace en 2255. La cantidad de humanos es de 6,5 mil millones.

Muere en 2355. La cantidad de humanos es de 3,5 mil millones.


 

Después de décadas de progreso esperanzador, los simbiontes fúngicos del compost de las plantas alimenticias necesarias para que muchas especies de la subfamilia Danainae puedan repeler a sus propios parásitos protozoarios empezaron a padecer enfermedades virales que iban surgiendo por todo el planeta a una rapidez tal que había sido imposible reaccionar a tiempo.44 Las monarca se unieron a la miríada de tipos de seres que desaparecieron en las grandes extinciones en curso desatadas por el Plantacionoceno, Antropoceno y Capitaloceno. Cerca del final de su vida, Camille 4 fue testigo de la pérdida de las grandes migraciones de monarca en las Américas y, con ellas, la desaparición de los patrones de vida y muerte que sostenían; entonces, supo que enseñar a Camille 5 requeriría seguir caminos diferentes a aquellos por los que Camille 3 había guiado a Camille 4.   

 

En 2340, en un diario archivado por per compostistas, Camille 4, a la edad de 85 años, escribió sus sentimientos de dolor al observar las celebraciones de los quince años de Camille 5, momento de su iniciación a las plenas responsabilidades sim. Tras haberse involucrado durante décadas en la investigación sobre las ecologías de los insectos en sus holobiomas humanos y no humanos, Camille 4 había estudiado informes de toda la Tierra sobre el drástico descenso de la población de polillas y mariposas, especialmente entre las Danainae. Las monarca, a pesar de su extensión geográfica y su diversidad, serían las primeras en desaparecer; y aún nadie sabía por qué. No estaba claro que acabaría en una extinción total, pero no había duda de que las migraciones estaban abocadas al fracaso. Mantener espacios abiertos implicaría para Camille 5 un trabajo muy diferente al que habían llevado a cabo las generaciones precedentes; y, para Camille 4, acompañar a per joven sim a través de otro tipo de iniciación, antes de morir en 2355, sería una ardua tarea. Obviamente, Camille 4 podía aprender de la amplia experiencia de otros sims que habían perdido a sus bichos.

Make Kin Not Babies [Generen parientes, no bebés]. Diseño de Elaine Gan para la exhibición DUMP! en Kunsthal Aarhus, Dinamarca, 2015.

 

Hacia 2300, había miles de palabreros de los muertos 45 en la Tierra, cada uno con la misión de hacer que bichos irremediablemente perdidos tuvieran una fuerte presencia para brindar conocimiento y corazón a todos aquellos seres que continuaban trabajando por una recuperación todavía diversa, parcial y sólida de la Tierra. A lo largo de trescientos años, las comunidades del compost habían construido una poderosa red mundial de refugios y focos de diversidad naturocultural renaciente. Los palabreros de los muertos enseñan prácticas de recuerdo y duelo que incorporan bichos humanos y no humanos extinguidos a la tarea continua de cortar las cadenas de la Doble Muerte, que estrangularon una gran cantidad de maneras de vivir y morir en el Plantacionoceno, Antropoceno y Capitaloceno.47

 

Para ayudar a preparar a Camille 5 a asumir las tareas de palabrero de los muertos, Camille 4 se valió de la joven cantante de garganta Tanya Tagaq, la canadiense inuit de Nunavut no tradicional, y de su álbum Animismo, lanzado en 2014, que tan poderoso había resultado para fortalecer a los inuit y a otros resurgimientos situados en el siglo XXI. Tagaq practicaba lo que una antropóloga del siglo XXI, Sandra Harding, llamó de manera tentativa “animismo experimental”.48 En Animismo, Tagaq y sus colegas –el violinista Jesse Zubot, el baterista Jean Martin y el DJ Michael Red– desarrollaron un argumento musical sobre y a favor de las continuidades, transformaciones y contradicciones, así como interconversiones cinéticas visuales y acústicas SF de seres humanos y animales en mundos situados. Cazar, comer, vivir-con, morir-con y moverse-con en los turbulentos torbellinos y pliegues de una Tierra situada: estas eran las afirmaciones y controversias del canto, las entrevistas y los textos online de Tagaq. Esta abrazó oposiciones y conflictos, no para purificarlos sino para vivir dentro de las complejidades de una carne compartida, apoyando unos mundos y no otros. En septiembre de 2014, en su actuación en el Polaris Music Prize, nombres de mujeres aborígenes asesinadas y desaparecidas iban apareciendo en una pantalla detrás de Tagaq. El último tema de Animismo se titulaba “Fracking”; el primero, “Caribou”. En su actuación en el Polaris, Tagaq llevaba pulseras de piel de foca, y se posicionó a favor del mundo natural y de la caza por parte de su pueblo. Su animismo asumió riesgos y performó mundos materialistas –desaparecidos, aquí y aún por llegar–. Al proclamar “Quiero vivir en mundos que se supone que no existen”, afirmó que esos mundos ya existen, han existido y existirán. 49 La música era totalmente contemporánea, muchas identidades móviles estaban en juego y en riesgo. El trabajo llegó a públicos y técnicas inesperadas, y se arraigaba sin arrepentimiento en lugares, pueblos y bichos específicos.

 

Las prácticas de transformar sonido, carne y especie de Tagaq eran animistas en un sentido inuit, antiguo y nuevo, y en el sentido relacional propuesto por el antropólogo Eduardo Viveiros de Castro. Viveiros de Castro estudió con amerindios de Brasil, con quienes aprendió a teorizar el reajuste conceptual radical que él llamó multiculturalismo y perspectivismo. “El animismo es la única versión sensible del materialismo”.50 Importa qué conceptos conceptualizan conceptos. El animismo experimental materialista no es un deseo new age ni una fantasía neocolonial, sino una poderosa propuesta para repensar la relacionalidad, la perspectiva, el proceso y la realidad sin las dudosas comodidades de las oposiciones binarias moderno/tradicional o religioso/secular. Los nudos humano/animal hacen algo diferente en este mundo.

 

Importa qué mundos hacen reales otros mundos. Importa quién come a quién y cómo. Esto permanece como una pregunta material para los bichos cosmopolíticos en las comunidades del compost. Por estos motivos, Camille 4 invocó a Tanya Tagaq a compartir su poder más de doscientos años después de su muerte.

 

Camille 5

 

Nace en 2340. La cantidad de humanos es de 4 mil millones.

Muere en 2425. La cantidad de humanos es de 3 mil millones.

En 2425, mil millones de simbiontes humano-bichos habitan la Tierra.

2 mil millones de humanos no son sims.

En 2425, más del 50 % de todas las especies de bichos que vivían en 2015 han desaparecido.

Millones de tipos de bichos son sims con humanos.

Los asociados sim animales permanecen inalterados por genes humanos.

Los humanos sim toman cada vez más propiedades de sus asociados animales.

Muchos humanos son sim con asociados extinguidos.  

 

Canción de Starhawk,
enseñada por palabreros de los muertos

 

Respira profundo.

Siente el dolor

que habita en nuestras profundidades

porque vivimos, aún,

en las heridas abiertas,

y el dolor es sal, quema.

Enjuágalo,

deja a la pena convertirse en sonido,

río vivo al respirar.

Alza la voz.

Grita. Chilla. Llora. Gime.

Laméntate, ponte de luto

por el desmembramiento del mundo.51


 

Fue así como Camille 5 heredó de su guía una poderosa tarea: llegar a ser palabrero de los muertos, hacer presentes de manera continua modos de vida perdidos a través de la memoria activa, con el fin de no desalentar otros compromisos simbióticos y simpoiéticos. Para la tarea, era crucial no olvidar el hedor de la quema de brujas, no olvidar los asesinatos de seres humanos y no humanos en las grandes catástrofes llamadas Plantacionoceno, Antropoceno y Capitaloceno, “lamentarse y ponerse de luto por el desmembramiento del mundo”. Desplazarse a través del duelo para volver a hacer presente, para practicar la memoria vital, era el trabajo de los palabreros de los muertos. Su tarea era fortalecer la curación que estaba ganando impulso en la Tierra. Camille 4 y Camille 5 viajaron extensamente, basándose en su legado de simbiosis con las monarca, para enseñar y aprender cómo practicar la curación y la continuidad en los ciclones de daño continuo y resurgimiento parcial.   

 

Antes de asumir las tareas de palabrero de los muertos, Camille 5 recordaba los vínculos formados más de doscientos años atrás, por lo que, una vez más, buscó ayuda en la prácticas de generación de parientes en evolución, históricamente situadas y sinanimagénicas de los mazahuas del siglo XXIV. Camille 5 empezó su trabajo con un año de residencia en Michoacán, estudiando con las imbricadas comunidades indígenas-científicas-activistas que continuaban curando vidas y tierras dañadas en la región. Los mazahuas también lloraban la pérdida de las monarca y tenían una honda preocupación por la manera en que esta extinción remodelaría sus propias relaciones sinanimagénicas con sus muertos. En el momento de la generación de Camille 5, millones de especies habían desaparecido, especies desaparecidas de bichos humanos y alteridades-no-humanas, y había mucho trabajo para los palabreros de los muertos, que tenían que volver a nutrir el corazón y la mente de/con quienes seguían con el problema. Y para seguir con la andrajosa alegría del hábito de vivir y morir, llegar al 2400 y más allá. El pueblo de las monarca decidió que este palabrero de los muertos debía ser un nuevo tipo de sim, uniendo a per simbiogenética Camille 5 con personas sinanimagénicas del cinturón transvolcánico. Estas personas habían sido antes amigas y compañeras de trabajo; ahora, debían asumir otra simpoiesis experimental y arriesgada para los tiempos venideros.

Habitualmente, las orugas de las mariposas monarca tienen que compartir sus plantas alimenticias de algodoncillo con el pulgón de la adelfa (Aphis nerii).
© Jaap de Roode, Universidad de Emory.

 

 

Los palabreros de los muertos también tienen la tarea de traer a la mente y al corazón las nuevas cosas de la Tierra, no solo simbiontes y sinanimantes y sus comunidades y corredores, sino también los nuevos tipos de seres y formas de vida de un mundo natal en constante evolución. Los palabreros de los muertos buscaban y liberaban energías del Chthuluceno pasado, presente y futuro, con miríadas de tentáculos de simpoiesis oportunista, peligrosa y generativa. Las niñas y niños del compost no cesarían en la curiosa y multifacética práctica de devenir-con otros por un mundo habitable y floreciente.


 

Agradecemos a la editorial Consonni por permitirnos publicar el presente texto y a Helen Torres por su amable colaboración.

 

©2016, Duke University Press

©2019, de la traducción, Helen Torres

©2019, de la edición, Consonni ediciones.

2ª edición en Argentina a la venta en librerías 

  1. SF corresponde a las siglas en inglés para aludir a ciencia ficción y fantasía, fabulación especulativa, feminismo especulativo y figuras de cuerdas
  2. Benedikte Zoutini, Lucienne Strivay y Fabrizio Terranova, "Les enfants du compost, les enfants des monarques: Retour sur l'atelier 'Narrations spéculatives"' en Gestes spéculatifs, editado por Isabelle Stengers, París: Hermann, 2015. Inspirado por la camada indisciplinada y la pila de desechos de las niñas y niños del compost, Terranova hizo un retrato narrativo de cuerpo entero en formato fílmico, Donna Haraway: Story Telling for Earthly Survival.
  3. “Anthropocene: Arts of Living on a Damaged Planet”, Santa Cruz, CA, 8–10 de mayo de 2014. En la página web pueden verse vídeos de las conferencias. Esta conferencia fue organizada por Anna Tsing y más colaboradores. Ver también Anna Tsing, Nils Bubandt, Elaine Gan y Heather Anne Swanson (eds.), Arts of Living on a Damaged Planet: Stories from the Anthropocene, Minneapolis: University of Minnesota, 2017.
  4. Los proyectos “Make Kin not Babies” [Generen parientes, no bebés] y “Children of Compost” [niñas y niños del compost] tendrán un mundo digital colectivo para postear relatos y juegos. Fragmentos, historias terminadas, bosquejos, especulaciones científicas, dibujos, mecanismos biológicos y tecnológicos plausibles para las continuas transformaciones de per sims, diseños, imágenes, animaciones, juegos, personajes, panfletos, manifiestos, historias y críticas, bestiarios, guías de campo, blogs, eslóganes: todo es bienvenido. La ficción sim puede cambiar tramas, introducir nuevos personajes e historias, jugar con medios de comunicación, discutir, dibujar, especular y más. Pronto saldrán las páginas web y los blogs. Véase también la página de Stories for Change, un “lugar de encuentro virtual para facilitadores y activistas de narrativas digitales”. Disponible en: https://storiesforchange.org.uk/.
  5. Este eslogan reúne una camada y desechos de provocaciones simbiogenéticas y simpoiéticas que son el aliciente a mi escritura. En la década de los ochenta, Elizabeth Bird –entonces doctoranda del programa en Historia de la Conciencia– me dio el “Cíborgs para la supervivencia terrestre”. Recientemente, Rusten Hogness, desayunando en casa, me dio “¡No posthumanos sino compost!”, y también humusidades en lugar de humanidades. Camille nos da “Generen parientes, no bebés”. Romper la “necesidad” del vínculo entre pariente y reproducción es hoy una tarea crucial para el feminismo. Ya es más que hora de montar un escándalo. Desleales a la genealogía patriarcal, hemos ayudado a desactivar el sentido de necesidad natural de los lazos entre raza y nación, a pesar de que ese trabajo nunca puede darse por acabado. También hemos desenmarañado los vínculos entre sexo y género (aunque tampoco hemos acabado con esto). Las feministas también han sido jugadoras poderosas en desactivar las pretensiones del excepcionalismo humano. Sin duda, hay mucho trabajo colaborativo que hacer para el fortalecimiento de redes, cortando algunos lazos y anudando otros, para lograr vivir y morir bien en un mundo habitable. En noviembre de 2015, Adele Clarke y yo organizamos un panel en los encuentros de Denver para la Sociedad de Estudios Sociales de la Ciencia, titulado “Make Kin not Babies” [Generen parientes, no bebés], argumentando a favor de perspectivas innovadoras antirracistas, anticoloniales, pro mujeres, pro niños/niñas, pro indígenas, no colonizadoras y no natalistas. Además de Clarke y yo misma, las panelistas fueron: Alondra Nelson, Michelle Murphy, Kim TallBear y Chia-Ling Wu. Los desafíos son heredar y volver a tejer redes continuas de relaciones afectivas y materiales: son necesarias para seguir con el problema. En círculos académicos, la etnografía ha sido quien mejor ha entendido que generar parientes implica todo tipo de categorías de jugadores —incluyendo dioses, tecnologías, bichos, “familiares” esperados e inesperados, y más— y procesos diversos, que juntos vuelven insostenible la descripción de “parentesco” como relaciones formadas únicamente a través de la reproducción y la descendencia genealógica, la alianza y el linaje. Existe una vasta literatura sobre el parentesco y la generación de relaciones que no debería llamarse genealógica, y procesos que no deberían llamarse reproducción. Las historias de Camille se apoyan especialmente en trabajos etnográficos como los de Strathern (Marilyn Strathern, The Gender of the Gift: Problems with Women and Problems with Society in Melanesia, Berkeley: University of California Press, 1990 y Marilyn Strathern, The Relation: Issues in Complexity and Scale, Cambridge, UK: Prickly Pear, 1995), Goslinga (Gillian Goslinga, "Embodiment and the Metaphysics of Virgin Birth in South India: A Case Study" en Summoning the Spirits: Possession and Invocation in Contemporary Religion, Andrew Dawson ed., Londres: LB. Tauris, 2011) y Ramberg (Lucinda Ramberg, Given to the Goddess: South lndian Devadasis and the Sexuality of Religion, Durham, NC: Duke University Press, 2014 y Lucinda Ramberg, "Troubling Kinship: Sacred Marriage and Gender Configuration in South India", American Ethnologist 40, n. 4, 2013, pp. 661-75). La palabra “pariente” (kin) es demasiado importante como para dejársela a los críticos, y “familia” no puede hacer el trabajo de “pariente” ni de sus rutas/raíces en “tipo” y “gentil” (kind), con los múltiples significados de este término. [N. de la T.: en español, “pariente” viene del latín parens, “padre o madre”, participio del verbo parire, parir. En latín tardío, con el tiempo hubo un deslizamiento semántico, por el que parens pasó a ser “parientes”, del latín propinquus, “próximo, cercano, inminente”]. Mi sentido de generar parientes requiere no solo deidades y espíritus situados —un acto que aún resulta inquietante para los llamados modernos— sino también bichos heterogéneos de persuasiones biológicas. En el mundo de Camille, generar parientes debe ser sensible, tanto en el registro animista como en el biológico. Las palabras importantes deben ser resignificadas, repobladas y rehabitadas. “Generar parientes, no bebés” trata sobre generar relaciones de parentescos raros, incluyendo volver a imaginar la configuración de mundos con la ayuda de The Kynship Chronicles, de Daniel Heath Justice y de la página web “Justice, Imagine Otherwise” (Daniel Heath Justice, "Justice, Imagine Otherwise. The Kynship Chronicles". Disponible en: http://imagineotherwise.ca/creative.php?The-Kynship-Chronicles-2). La SF es indispensable. Marilyn Strathern, inmersa en los mundos melanesios, propuso que “una persona es la forma que adquieren las relaciones, una amalgama de relaciones más que un individuo privado” (Ramberg, op. cit.; Strathern, op. cit.). Las Comunidades del compost se basan en este enfoque de figuras de cuerdas para generar personas más-que-humanas.
  6. Motley, como sustantivo, es una tela de múltiples tonalidades. Como adjetivo, define una diversidad incongruente. Necesito ambas tonalidades. [N. de la T.: traducimos motley como “variopinto” y “grupo variopinto”]
  7. Otros asentamientos y migraciones de las Comunidades del compost enfocadas en las consecuencias de la minería incluyen: 1) China, en pueblos y tierras en ruinas cerca de minas de carbón, lideradas por mujeres rurales mayores y activistas del movimiento verde de China, ver: "China and Coal", SourceWatch: The Center for Media and Democracy; disponible en: http://www.sour-Cewatch.org/index.php/China_and_coal#Opposition_to_coaLand_governmenLre-pression, y a la inestimable crítica cultural y activista feminista marxista china Dai Jinhua; 2) Alberta y Nunavut (Canadá), ligadas a la resistencia contra la extracción de arenas bituminosas y otros proyectos de combustibles fósiles por parte de coaliciones indígenas y sureñas; 3) la depresión geológica Galilee, en Australia, en solidaridad con la resistencia de los pueblos wangan y jagalingou a la mina de carbón Carmichael, ver: Blair Palese, "It's Not Just Indigenous Australians v. Adani over a Coal Mine. We Should All Join this Fight", Guardian, 3/04/2015. Disponible en: http://www.theguardian.com/commentisfree/2015/apr/03/its-not-just-indigenous-australians-v-adani-over-a-coal-rnine-we-should-all-join-this-fight; 4) las naciones navajo y hopi de Black Mesa, en alianza con activistas anglosajones, latinos y nativos, ver Donna Haraway, "Simpoiesis Simbiogénesis y las artes vitales de seguir con el problema", en Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno, Duke University Press, 2016; 5) Perú y Bolivia, en solidaridad con los movimientos contra la minería, ver: Marisol De la Cadena, "Indigenous Cosmopolitics in the Andes: Conceptual Reflections Beyond 'Politics" en Cultural Anthropology 25, n. 2, 2010, p. 334-370. Disponible en: http://dx.doi.org/10.14506/; 6) la región del Putumayo en Colombia, en resistencia a la extracción minera y agroindustrial, ver: Kristina Lyons, "Soils and Peace: Imagining Dialogues between Soil Scientists and Farmers in Colombia", Panoramas, Universidad de Pittsburgh, Disponible en: http://www.panoramas.pitt.edu/content/soils-and-peace-imagining-dialogues-between-soil-scientists-and-farmers-colombia y Kristina Lyons, "Soil Science, Development, and the 'Elusive Nature' of Colombia's Amazonian Plains", Journal of Latin American and Caribbean Anthropology 19, n. 2, 2014, pp. 212-236; y Forest Peoples Program, “Indigenous Peoples of Putumayo Say No to Mining in Their Territories”, 23/03/2015. Disponible en: http://www.forestpeoples.org/topics/rights-land-natura1-resources/news/2O15/O3/indigenous-peoples-putumayo-say-no-mining-their-te
  8. La cuestión sobre qué constituye la libertad reproductiva continuó siendo controvertida en los encuentros de Las niñas y niños del compost, especialmente durante las primeras generaciones, para quienes las consecuencias de la gran cantidad de humanos eran aún muy marcadas. La “gran aceleración” de la cantidad de humanos comenzó aproximadamente a partir de 1950, y alcanzó su punto máximo a finales del siglo XXI, pero el proceso de reequilibrar y reducir la cantidad de humanos sin exacerbar desigualdades profundas fue extremadamente difícil en toda la Tierra. Algunas comunidades trabajaron para adaptar sus perspectivas sobre derechos, ubicando la toma de decisiones en última instancia en personas consideradas como individuos. Pero otras comunidades heredaron e inventaron maneras muy diferentes de pensar y practicar la generación de nuevas personas y las obligaciones y los poderes extensibles a otras personas involucradas en el proceso. La coerción de hacer o no hacer un nuevo bebé era considerada un crimen y podía acabar en el destierro de la comunidad, aunque a veces también se desataban conflictos violentos sobre el traer nuevos bebés o sobre la determinación de qué y quiénes eran parientes. Las comunidades del compost insistían en que pariente no significaba una relacionalidad universal indiferenciada; el nombre del juego del parentesco seguía siendo, como siempre, el de las inclusiones y exclusiones. Qué inclusiones y qué exclusiones, qué expansiones y qué contracciones era algo que experimentaba con frecuencia cambios turbulentos y radicales. Las niñas y niños del compost comprendieron que reelaborar las definiciones y prácticas de la libertad reproductiva en términos simbióticos era una de sus principales obligaciones, aunque nunca dejó de ser necesario oponerse a fuerzas opresivas y totalitarias de las comunidades intencionales, de la misma manera que nunca dejó de ser necesario cuestionar las categorías discursivas marcadas por el prefijo “bio-” que conformaban la simbiogénesis.
  9. Simbionte y simbiote son sinónimos: ambos se refieren a un organismo viviendo en estado de simbiosis, sea beneficiosa o no para uno solo de ellos, para los dos o para otros organismos. Por tanto, en nuestras historias, tanto el asociado humano como el no humano debería llamarse simbionte o simbiote. La simbiogénesis se refiere a la unión improvisada de entidades vivas para crear algo nuevo en modo biológico, más que digital o cualquier otro modo. La simbiogénesis genera tipos novedosos de organización, no solo nuevos bichos. La simbiogénesis abre la paleta –y el paladar– a un vivir colaborativo posible. Muchas Comunidades del compost decidieron criar transformaciones simbiogenéticas con hongos o plantas simbiontes como asociados principales de bebés humanos y fetos, y todas las simbiosis implicaban necesariamente ensamblajes íntimos de bacterias, arqueobacterias, protistas, virus y hongos. La comunidad de Camille había generado un entramado más denso con seres cuyos bebés eran vinculados con animales como asociados principales, pero estas distinciones se debilitaron a lo largo de las generaciones, a medida que surgían socialidades multiespecies de muchos tipos antes inimaginables.
  10. Para un pensamiento provocador sobre los corredores, ver Mary Ellen Hannibal, The Spine of the Continent, Guilford, CT: Lyons, 2012; Soulé, M., y Terborgh, J., eds., Continental Conservation: Scientific Foundations of Regional Reserve Networks, Washington, DC: Island, 1999; Jodi Hilty, William Lidicker Jr. y Adina Merelender, Corridor Ecology: The Science and Practice of Linking Landscapes for Biodiversity Conservation, Washington, DC: Island, 2006; y Ellen Meloy, Eating Stone: lmagination and the Loss of the WUd, New York: Random House, 2005 (ver web: https://y2y.net/) es crítica e inspiradora. Me encantan estas ciencias y estos escritos, aunque echo de menos encuentros intensos con estudios académicos sofisticados, situados, multinaturales, multilingües y multiculturales; ciertamente, de una manera no romántica, no despectiva y práctica, junto con cosmopolíticas indígenas y sus diversos pueblos. Para un ejemplo positivo, ver Sandra Koelle, "Rights of Way: Race, Place and Nation in the Northern Rockies", Tesis doctoral, Historia de la Conciencia, Universidad de California Santa Cruz, 2010. Las continuas separaciones y malentendidos entre el pensamiento y los proyectos decoloniales y el pensamiento y los proyectos sobre la biodiversidad es una tragedia para las personas, los pueblos y otros bichos. Las comunidades del compost, al practicar el pensamiento sobre los corredores, hacen todo lo posible por poner en contacto estos mundos dispares.
  11. Biología Ecológica y Evolutiva del Desarrollo o Eco-evo-devo (Ecological Evolutionary Developmental Biology) es una de las prácticas de conocimiento más importantes para remodelar las ciencias a finales del siglo XX y principios del XXI E.C. Ver Scott F. Gilbert, y David Epel, Ecological Developmental Biology: The Environmental Regulation of Development, Health, and Evolution, 2da ed., Sunderland, MA: Sinauer Associates, 2015, especialmente la coda de Gilbert.
  12. Ver “Mountaintop Removal Mining” (Wikipedia. http://en.wildpedia.org/wiki/Mountaintop_removaLmining); Elizabeth Stephens, "Goodbye Gauley Mountain". http://elizabethstephens.org/goodbye-gauley-mountain/. Ubico a la comunidad de Camille en el área a lo largo del río Kanawha, donde creció la artista Beth Stephens y adonde volvió con su esposa Annie Sprinkle para hacer su película. Annie y Beth, generando parientes, se casaron con la montaña, uno de los muchos casamientos que tejieron juntas en sus prácticas viajeras ecosexuales. La historia y la continua vitalidad de la cultura y la política de las clases trabajadoras enraizadas en la minería de carbón son fundamentales para lo que Camille y su comunidad deben seguir aprendiendo. Históricamente, Virginia Occidental fue hogar y territorio de caza de shawnee, cheroqui, lenape o delaware, seneca, wyandot, ottawa, tuscarora, susquehannoch o conestoga, hurones, sioux, mingo, iroqueses y otros pueblos originarios. En el siglo XVIII, a medida que los colonos irlandeses y escoceses empujaban hacia el oeste desde Virginia, muchos indígenas estadounidenses buscaron refugio en la Cordillera Azul. Las divergentes historias raciales de: 1) las comunidades y familias mineras afroamericanas y de colonos blancos, devastadas por la minería de remoción de cima de los siglos XX y XXI y por la reestructuración económica de la industria del carbón en Virginia Occidental (King Coal), y 2) el pueblo vecino negro/indio monoacán del condado de Amherst, en Virginia, y de otras partes del sudeste, que también elaboraron identidades y políticas de resurgimiento en los siglos XX y XXI, eran importantes para que la comunidad de Camille supiera si iba a aliarse de manera efectiva con gente local en pro de futuros multiespecies. Ver Samuel R. Cook, Monacans and Miners: Native American and Coal Mining Communities in Appalachia, Lincoln: University of Nebraska Press, 2000. Para el relato de su infancia y posterior retorno a Virginia Occidental, ver Stephens, op. cit. La violencia infligida sobre la tierra y la gente por la minería a cielo abierto es imposible de exagerar. Para una comparación entre Appalachia (carbón) y Perú (cobre), ver Erin Gallagher, "Peru: Ongoing Protests and Strikes against Tia Maria Mining Project", Revolution News, 14/05/2015. Disponible en http://revolution-news.com/peru-ongoing-protests-strikes-against-tia-maria-mining-project/ y “Mountain Justice Summer Convergence”, 2015. Disponible en: https://www.mountainjustice.org/. La minería de superficie no es para nada toda la historia, un hecho que queda claro por el rápido incremento del fracking para extraer gas natural, también en Appalachia; ver Jamison Cocklin, "Southwestern Plans to Step on the Gas Pedal in Appalachia Next Year", NGI's Shale Daily, 14/12/2014. http://www.naturalgasintel.com/articles/100875-southwestem-plans-to-step-on-the-gas-pedal-in-appalachia-nextyear
  13. Karen S. Oberhauser y Michelle J. Solensky, eds., The Monarch Butterfly: Biology and Conservation, Ithaca, NY: Cornell University Press, 2004; Ba Rea, Karen S. Oberhauser y Michael Quinn, Milkweed, Monarchs and More, 2da ed., Union, WV: Bas Relief, 2010; Robert Michael Pyle, Chasing Monarchs: Migrating with the Butterflies of Passage, New Haven, CT: Yale University Press, [1999] 2014; Barbara Kingsolver, Flight Behavior, Nueva York: Harper, 2012. Para una controversia basada en las recientes cifras de este verano sobre si la cantidad de mariposas monarca de América del Norte está en declive, o si lo que está en declive es la migración y no el tamaño de la población, ver Victoria Burnett, "Monarch Migration Rebounds, Easing Some Fears", New York Times, 27/02/2016; disponible en: http://www.nytimes.com/2016/02/28/world/americas/monarch-butterfly-migration-rebounds-easing-some-fears.html y Sarah Kaplan, "Are Monarch Butterflies Really Being Massacred? A New Study Says It's a Lot More Complicated Than It Seems", Washington Post, 5/08/2015. Disponible en: http://www.washingtonpost.com/news/morning-mix/wp/2015/08/05/are-monarchbutterflies-really-being-massacred-a-new-study-says-its-a-lot-more-complicatedthan-it-seems/. Ver también las páginas web “Monarch Butterfly” (Wikipedia, https://en.wikipedia.org/wiki/Monarch._butterfly); “Monarch Butterfly Conservation in California'' (Wikipedia, https://en.wikipedia.org/wiki/Monarch._butterfly_conservation_in_California); “Monarch Butterfly Biosphere Reserve” (Wikipedia, http://en.wikipedia.org/wiki/Monarch._Butterfly_Biosphere_Reserve); “West Virginia State Butterfly” (http ://www.netstate.com/states/symb/butterflies/wv_monarch_butterfly.htm). Para un buen mapa de las migraciones, ver Elizabeth Fisher, Women's Creation. Nueva York: McGraw-Hill, 1975. "Flight of the Butterflies". Disponible en: http://www.flightofthebutterflies.com/epic-migrations/ Las mariposas monarca pasan el invierno en California, incluyendo mi ciudad, Santa Cruz, donde cada año las buscamos con avidez en eucaliptos y pinos de Monterrey y en los bosques de cipreses del Parque Estatal Natural Bridges y el Lighthouse Park. Las monarca en Santa Cruz llegaron a ser unas 120.000 en 1997, pero cayeron en picado a las 1.300 en 2009, a unas pocas decenas en 2014, y quizás a unas 200 en invierno de 2015. Ver Sarina Jepsen, et. al., "Western Monarchs at Risk", Xerces Society for Invertebrate Research, Copyright 2010. http://www.xerces.org/wp•content/uploads/2011/03/western•monarchs-factsheet.pdf
  14. Hay aproximadamente unas ciento diez especies de algodoncillo en América del Norte y unas tres mil especies en todo el mundo.
  15. Catherine M. Tucker, "Community Institutions and Forest Management in Mexico's Monarch Butterfly Reserve", Society and Natural Resources 17, 2004, pp. 569-587; Berenice Farfán, et al., "Mazahua Ethnobotany and Subsistence in the Monarch Butterfly Biosphere Reserve, Mexico", Economic Botany 61, n. 2, 2007, pp. 173-191; Michele Zebich-Knos, "A Good Neighbor Policy? Ecotourism, Park Systems and Environmental Justice in Latin America". Documento de trabajo presentado en el encuentro de Latin American Studies Association 2006, San Juan, Puerto Rico, 15-18 de marzo de 2006; Omar Vidal, José López-Garcia y Eduardo Rendón-Salinas, "Trends in Deforestation and Forest Degradation in the Monarch Butterfly Biosphere Reserve in Mexico", Conservation Biology 28, n. 1, 2013, pp. 177-186; Eduardo Rendón-Salinas, y G. Tuvera-Alonso, "Forest Surface Occupied by Monarch Butterfly Hibernation Colonies in December 2013", Informe para World Wildlife Fund-Mexico. Ver también “Mazahaua People” (Wikipedia, https://en.wikipedia.org/wikl/Mazahua__people). Agustina Arauho et al., "Zapatista Army of Mazahua Women in Defense of Water" en Dialogue: Indigenous Women in Defense of Life and Land, editado por Marisa Belausteguigoitia Rius, Mariana Gómez Alvarez lcaza e Iván González Márquez, Development 54, n. 4, 2011, pp. 470-472. Disponible en: http://www.palgrave-journals.com/deve1opment!journal/v54/n4/pdf/dev201192a.pdf, escriben: “Los mazahuas son un pueblo indígena de México, que habita la parte noroeste del Estado de México y el noreste del área de Michoacán, con presencia también en el Distrito Federal, debido a migraciones recientes. La concentración más alta de mazahuas se encuentra en las municipalidades de San Felipe del Progreso y San José del Rincón, ambas en el Estado de México, cerca de Toluca. Según el censo mexicano de 1990, la cantidad de hablantes mazahuas era de 127.826; el último censo estimó la cifra en unos 350.000 mazahuas. La palabra mazahua es de origen náhuatl, y significa ‘propietarios de ciervos’, probablemente en referencia a la rica fauna de las regiones montañosas habitadas por los mazahua. Sin embargo, el pueblo mazahua se refiere a sí mismo como ñätho”.
  16. Nota sobre los pronombres: per era el pronombre de género neutro aplicable a todas las personas. Marge Piercy, Woman on the Edge of Time, Nueva York, Knopf, 1976., propuso esta opción en 1976. Ya fuera que la persona decidiera o no, durante el curso de su vida, desarrollar el hábito corporal consciente de uno o más géneros, per permanecía como pronombre habitual, a pesar de que algunas personas preferían un pronombre que describiera el género. Al tener la ventaja de la inteligibilidad de muchos idiomas, sim era usado con frecuencia como pronombre para los asociados humanos y animales en simbiosis y otros tipos de simpoiesis radical.
  17. Era posible que ninguna persona embarazada en las generaciones subsiguientes escogiera continuar el vínculo simbiótico de un nuevo bebé con mariposas monarca, y que en cambio dejara que esta simbiosis terminara, en aras de una nueva. Estas decisiones se tomaban, aunque la mayoría de progenitores biológicos de las generaciones siguientes sentían de manera intensa, tanto en carne como en espíritu, que la simbiosis reproductiva de cinco generaciones era también una cuestión vital.
  18. Oren R. Lyons Jr., nacido en 1930, del Clan Tortuga de la nación Seneca, Confederación Haudenosaunee, escribió: “Nosotros miramos hacia delante, ya que este es uno de los primeros mandatos que recibimos como jefes, para asegurarnos y para tomar cada decisión en relación al bienestar y la prosperidad de la próxima séptima generación”, y “¿Qué pasa con la séptima generación? ¿Adónde la estáis llevando? ¿Qué tendrán?”. Ver Oren R. Lyons Jr., "An Iroquois Perspective" en American lndian Environments: Ecological Issues in Native American History, editado por C. Vecsey y R. W. Venables, New York, Syracuse University Press, 1980, pp. 173 y 174. Ver también Oren Lyons et al., Exiled in the Land of the Free: Democracy, Indian Nations and the U.S. Constitution, Santa Fe, NM: Clear Light, 1998. La Gran ley de la paz (The Great Binding Law) dice: “En todas vuestras deliberaciones en la Confederación, en vuestros esfuerzos por constituir una ley y en todos vuestros actos oficiales, el interés personal debería caer en el olvido. Que no caigan en la sombra las advertencias de sobrinos y sobrinas que os reprendan por cualquier error o mal que hagáis; volved a la senda de la Gran Ley, que es justa y correcta. Buscad y velad por el bienestar de todo el pueblo y tened siempre en vista no solo el presente, sino las generaciones venideras, aún aquellas cuyos rostros están aún bajo la superficie de la tierra, los seres aún no nacidos de la nación futura” (constitución iroquesa). Ver también Joanne Barker, Native Acts, Durham, NC: Duke University Press, 2011 y Joanne Barker, “Indigenous Feminisms” en The Oxford Handbook of Indigenous People's Politics, editado por Jase Antonio Lucero, Dale Turner y Donna Lee VanCott, 2015. Para una introducción a la extraordinaria investigación y al pensamiento sobre indigenismo y tecnociencia, ver la página web de Kim TallBear.
  19. United Nations, "World Population Prospects: Key Findings and Advance Tables, 2015 Revision". Population Division of the Department of Economic and Social Affairs. Disponible en: http://esa.un.org/unpd/wpp/Publications/Files/Key_Findings_WPP_2015.pdf. Ya a mediados del siglo XXI, los demógrafos profesionales, que formularon su pensamiento dentro de la categoría de “poblaciones”, sabían que ni la guerra extrema ni la enfermedad pandémica de mediados del siglo XXI llegarían a tener un efecto importante sobre la carga global máxima de once mil millones de personas hacia finales de siglo. Solamente una política radical de un único nacimiento por familia, reforzada en toda la Tierra, podría haberlo conseguido. Además de ser imposible de llevar a cabo, las implicaciones políticas de este enfoque en términos de desigualdad, coerción, misoginia y racismo eran indiscutibles, hasta para los pensadores más abstractos. Las prácticas infecciosas de las Comunidades del compost, en lugar de la coerción, eran mucho más radicales que la política del único nacimiento, consiguiendo un rápido arraigo de la norma de tres progenitores, en una matriz de prácticas de vida tradicionales y de nuevo cuño no biogenéticas, multibebés y multigeneracionales. La historia de las políticas del único nacimiento del siglo XX demostraron ser punitivas, además de estar radicadas en un sacrificio coercitivo y desigual. El enfoque de tres progenitores, que en un primer momento había parecido utópico, demostró lo contrario, especialmente al coordinarse con prácticas decoloniales exuberantes alimentadas por las niñas y niños del compost. Las prácticas de tres o más progenitores, desarrolladas durante décadas por las Comunidades del compost, demostraron ser intensamente pro bebés, pro progenitores, pro amistad y pro comunidad, tanto para humanos como para otros bichos. Los historiadores ven este ingenioso período como un tiempo de proliferación de rituales, ceremonias y celebraciones para generar parientes de manera simpoiética más que biogenética. Uno de los resultados más sólidos de esta inventiva fue el resurgimiento de prácticas de amistad infantil y adulta en la Tierra. Ver Michelle Murphy, "Thinking against Population and with Distributed Futures". Comunicación para "Make Kin Not Babies", panel en los encuentros de la Society for Social Studies of Science, Denver, 14 de noviembre de 2015; Diane M. Nelson, Who Counts?The Mathematics of Death and Life after Genocide, Durham, NC: Duke University Press, 2015; y Eileen Crist, "Choosing a Planet of Life" en Overpopulation, Overdevelopment, Overshoot, editado por Tom Butler, San Francisco: Foundation for Deep Ecology and Goff Books, 2015. En Rosemary-Claire Collard, Jessica Dempsey, y Juanita Sundberg, ''A Manifesto for Abundant Futures", Annals of the Association of American Geographers 105, n. 2, 2015, pp. 322-330, las autoras dicen: “Por abundancia queremos decir formas de vida y convivencia más diversas y autónomas. Al tener en cuenta la manera de poner en práctica mundos multiespecies, nos inspiramos en movimientos indígenas y campesinos de todo el mundo, así como en académicos decoloniales y postcoloniales”.
  20. Los cuatro géneros principales disponibles en el mundo occidental a principios del siglo XXI eran cisfemenino, cismasculino, transfemenino y transmasculino; pero la mayoría de personas expertas consideraban esta lista como errónea, además de pobre y restringida histórica y geográficamente. Sin embargo, la belleza de este sistema de nombramiento estaba en sus vínculos con la estereoisomería en química y las sensibilidades espaciales para crear taxonomías a lo largo de distintos dominios. Cuestiones sobre cómo ser un buen amante cis de una pareja trans eran ampliamente discutidas en los inicios del período de reformateo de géneros. Muchos miembros del asentamiento de Camille 1 habían sido activos en círculos trans antes de unirse a una Comunidad del compost. El binarismo de género extremo e históricamente anómalo del llamado Período Moderno de Occidente continuó plagando las percepciones y prácticas de nombramiento, bien avanzado el período de la “gran vacilación”, momento en que las Comunidades del compost comenzaban a marcar una diferencia importante en el florecimiento multigénero y multiespecies. Ver Harlan Weaver, “Trans Species” y “Becoming in Kind”.
  21. Kim Stanley Robinson, 2312 Nueva York: Orbit/Hatchette, 2012. Las fechas de la “gran vacilación” en esta novela SF son 2005–60, a los que siguieron los “años de crisis” con múltiples fallos del sistema, y luego la balcanización de la Tierra en el espacio, dejando la Tierra como una necesaria aunque inútil fosa séptica de pauperización multiespecies y acción humana implacablemente infructuosa.
  22. Parentescos raros [oddkin] era el término coloquial dado a parientes biogenéticos no convencionales.
  23. En 2012, más de quinientos bichos raros, amenazados o en peligro de extinción (insectos, arácnidos, moluscos, peces, reptiles, anfibios, pájaros, mamíferos) fueron registrados de manera oficial con el West Virginia Natural Heritage Program. Ver West Virginia Department of Natural Resources, "Rare, Threatened, and Endangered Animals". Disponible en: http://www.wvdnr.gov/Wildlife/PDFFiles/RTE_Animals-2012.pdf . La región de los Apalaches es un punto clave único en la Tierra de la biodiversidad de la salamandra, para quien la minería a cielo abierto constituye una gran amenaza debido a la destrucción de su hábitat y la contaminación del agua. Las salamandras migratorias que se trasladan entre las tierras secas y sus piscinas de reproducción están especialmente amenazadas por la fragmentación de su hábitat. Las altas temperaturas debidas al cambio climático tendrán grandes impactos en el hábitat de las salamandras, por lo que es crucial la protección de los corredores por donde se trasladan para enfriar una suficiente cantidad de hábitats. Ver Michael J. Lanno, ed., Amphibian Declines: The Conservation Status of United States Species, Berkeley: University of California Press, 2005; "Biodiversity of the Southern Appalachians", Highlands Biological Station, Universidad de Carolina Occidental. Disponible en: http://highlandsbiological.org/nature-center/biodiversity-of-the-southern-appalachians; Conservation and Research Center of the Smithsonian National Zoological Park, “Proceedings of the Appalachian Salamander Conservation Workshop, May 30-31, 2008”; IUCN Red List of Threatened Species, "Ambystoma barbouri". http://www.iucnredlist.org/details/59053/0 . El informe más instructivo y conmovedor sobre estos maravillosos peces catádromos que sobrellevan una miríada de metamorfosis es Eels, de James Prosek. Para informarse sobre la vacilación oficial en relación a su protección, ver Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los EE.UU. [U.S. Fish and Wildlife Service], “The American Eel”, 29 de abril de 2014. Disponible en: http://www.fws.gov/northeast/newsroom/eels.html Los cernícalos americanos no eran una especie oficialmente amenazada en tiempos de Camille 1, pero su cantidad había disminuido precipitadamente en muchas de las zonas por las que se extienden, a medida que el comercio agrícola iba haciendo desaparecer progresivamente sus hábitats. Anteriormente, los cernícalos se habían beneficiado de prácticas agrícolas menos tóxicas y que no eran monocultivos, incluyendo el pastoreo, ya que estas rapaces prefieren cazar en campos abiertos, praderas, pasturas y márgenes de las carreteras que en los bosques. Además, la reforestación en campos agrícolas abandonados del noreste de EE.UU. es un problema para los cernícalos. Estos adorables halconcillos colorados cazan pequeños mamíferos como ratones de campo, topos, pájaros y reptiles pequeños, además de insectos como saltamontes, cigarras, escarabajos, libélulas, mariposas y polillas. El recuento de cernícalos hecho en el santuario de aves rapaces de Hawk Mountain, en Pensilvania, demostró que estos predadores alados aumentaron en cantidad desde los años treinta hasta mediados de los setenta del siglo XX, bajaron a finales de los setenta y principios de los ochenta, se mantuvieron relativamente estables a finales de los ochenta y principios de los noventa, y se hicieron poco comunes a principios del año 2000. El virus del Nilo occidental (West Nile Virus: WNV) puede haber sido un factor significativo; en 2015, el 95% de los pájaros testados tenía anticuerpos al WNV. En el momento que nació la población base de Camille 1, en 2025, los cernícalos americanos, a pesar de su larga historia de buena coadaptación con las personas, tenían graves problemas en muchos sitios. Algunas poblaciones de cernícalos permanecen en un lugar a lo largo del año, otras migran largas distancias de norte a sur. Exclusivos de las Américas, estos cernícalos obtienen su sustento desde Tierra del Fuego a los bosques boreales de Alaska y Canadá. En Nueva Gauley, el mejor momento para buscar cernícalos es durante su migración, de mediados de septiembre a mediados de octubre. Ver Hawk Mountain, "American Kestrel". Disponible en: http://www.hawkmountain.org/raptorpedia/hawks-at-hawk-mountain/hawk-species-at-hawk-mountain/american-kestrel/page.aspx?id=498 y Hawk Mountain, "Long-Term Study of American Kestrel Reproductive Ecology". Disponible en: http://www.hawkmountain.org/science/raptor-research-programs/american-kestrels/page.aspx?id=3469 En 2015, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos reclamó el estatus oficial de un Acta de Especies Amenazadas (Endangered Species Act: ESA) para dos especies de cangrejos de río de Virginia Occidental. En ambos casos, la minería de remoción de cima devastó sus cursos de agua. Estas fueron dos de las muchas especies cuyo futuro estaba siendo devastado por la minería a cielo abierto, motivo por el que se reclamó la protección de una ESA. Ver 6 de abril de 2015, comunicado de prensa del Centro por la Diversidad Biológica (Center for Biological Diversity), “Two Crayfishes Threatened by Mountaintop Removal Mining in West Virginia, Kentucky, Virginia Proposed for Endangered Species Act Protection”. Informe de prensa, 6/04/2015. Disponible en: http://www.biologicaldiversity.org/news/press_releases/2015/crayfish-04-06-2015.html; allí se determina que los cangrejos de río “son considerados un animal clave porque los agujeros que cavan crean un hábitat utilizado por otras especies, incluyendo peces. Los cangrejos de río mantienen limpias las corrientes comiendo plantas caídas y animales, mientras que a su vez son ellos mismos comidos por peces, pájaros, reptiles, anfibios y mamíferos, constituyendo de esta manera un enlace importante en la cadena alimentaria. Los cangrejos Cambarus Veteranus –en sus variedades Big Sandy y Guyandotte River– son sensibles a la contaminación del agua, siendo así una especie indicadora de la calidad del agua”.
  24. Este requisito es llamado filopatría por los científicos; angloparlantes no compostistas hablaban de patriotismo; per compostistas hablaban de amor y necesidad de hogar, este hogar, y no ningún otro supuestamente similar. Aprendieron a pensar de esta manera gracias a los pingüinos azules del puerto de Sidney, a través de las historias contadas por Thom van Dooren en Flight Ways.
  25. Para una investigación sobre la ecología y la evolución de los parásitos y sus huéspedes, así como sobre la genética de la migración de las mariposas monarca, ver la página web del Roode Lab (http://deroodelab.org/).
  26. Aprendí a pensar y repensar con la locución “en conflicto y colaboración” a partir del Research Cluster of Women of Color in Conflict and Collaboration [Claustro de Investigación de Mujeres de Color en Conflicto y Colaboración] de la Universidad de California, Santa Cruz, establecido durante el período de Angela Davis como catedrática de la universidad (1995 a 1998).
  27. Una conferencia en Dinamarca a principios del siglo XXI que examinaba cuestiones en estrecha relación con las emergencias ecológicas del Antropoceno demostró ser especialmente útil para compostistas de Nueva Gauley. Del anuncio de la conferencia en Aarhus University Research on The Anthropocene (AURA), “Postcolonial Natures”: “Tres de las fechas iniciales propuestas para el Antropoceno enlazan directamente el cambio planetario con los procesos coloniales: el intercambio colombino, producto de los imperialismos portugués y español; el industrialismo del siglo XIX, descendiente de los esfuerzos coloniales británicos; y la “gran aceleración” de los años cincuenta del siglo XX, profundamente ligada al imperialismo estadounidense y a las formas de consumo capitalista que trajo aparejadas… Al centrar las cuestiones sobre el poder, el colonialismo y las relaciones capitalistas, la conferencia tiene como objetivo probar la manera en que las historias de inequidad y opresión amenazan los paisajes y dan forma a las relaciones multiespecies”. Téngase en cuenta que la “gran aceleración” es precisamente el momento en que la cantidad de humanos sobre la Tierra comenzó sus tasas de incremento devastadoras. Las conexiones entre la cantidad de humanos y las cuestiones de esta conferencia son múltiples y cercanas.
  28. Ver las páginas web de “Nausicaä: Character” y “Nausicaä of the Valley of the Wind” [N. de la T.: en español, “Nausicaä del Valle del Viento: película”]. Esta película manga japonesa fue estrenada en 1984. Gracias a Anna Tsing por llamar mi atención sobre esta maravillosa historia.
  29. En su Insectopedia (166–67) Hugh Raffles (Hugh Raffles, Insectopedia, Nueva York, Random House, 2010, pp. 166 y 167) se refiere a la traducción de la historia japonesa del siglo XII como “La dama que amaba los insectos”, es decir, las espléndidas orugas de mariposas y polillas. La historia, “La dama que amaba los insectos”, está recogida entre los diez cuentos del Tsutsumi Chūnagon Monogatari, de autor desconocido.
  30. En una entrevista de 1995, “The Finale of Nausicaä”, Miyazaki comentaba que quería crear una heroína que no fuera “consumadamente normal”. En la misma entrevista, Miyazaki describió a los Ohmu como larvas a lo largo de sus vidas, tanto de jóvenes como de adultos. ¡No es de extrañar que Camille 1 estuviera fascinada! Ver Mirasol, “Commentary on Nausicaä of the Valley of the Wind”, un vídeo en YouTube del crítico filipino de cine Michael Mirasol.
  31. Scott Gilbert es mi guía para imaginar los mecanismos biológicos del desarrollo que hacen que Camille 2 tenga barba de antenas de mariposa (correo electrónico personal con el autor, 7 de abril de 2015): “Habría muchas maneras de injertar antenas de mariposa en una mandíbula humana. Una sería inducir una tolerancia central. Si la comunidad supiera que Camille se afiliaría a las monarca, podrían inyectar al recién nacido extractos de antena de mariposa (presumiblemente criados en cultivos o a partir de mariposas muertas) en el momento del nacimiento. El sistema inmune aún está en desarrollo en ese momento, y podría entrenarse para reconocer estas substancias como “propias”. Si se tomara la decisión en un momento posterior de su vida, podría intentarse inducir energía clonal inyectando material de la mariposa en ausencia de ciertas células-T. Este procedimiento no tiene una historia de éxito, ya que la tolerancia periférica aún no ha curado nuestras alergias. Por tanto, habrá que verlo en el futuro… Una manera interesante de hacerlo sería inducir el tejido adyacente para que deviniera placenta. La placenta crea un entorno que previene la destrucción del feto por parte del sistema inmune de la madre. Parece ser que factores derivados de la placenta crean células-T reguladoras y limitan la formación de células-T colaboradoras (para un artículo reciente, ver Svenson-Averland et al., “The Human Fetal Placenta Promotes Tolerance against the Semi Allogeneic Fetus by Producing Regulatory T Cells and Homeostatic M2 Macrophages” [La placenta del feto humano promueve la tolerancia contra el feto semialogénico produciendo células-T reguladoras y macrófagos M2 homeostáticos]), Journal of Immunology 194, n. 4, 15/02/2015, pp. 1534-1544. Disponible en: http://www.jimmunol.org/content/194/4/1534). Otra manera SF de hacerlo sería teniendo bacterias simbióticas que expresaran los antígenos de la mariposa para inducir tolerancia. Esto se está estudiando como método para prevenir o aminorar la alergia a los cacahuetes (C. Ren, et al., “Modulation of Peanut-Induced Allergic Immune Responses by Oral Lactic Acid Bacteria-Based Vaccines in Mice”, Applied Microbiological Biotechnology 98, n. 14, 2014, pp. 6353-6364) y la dermatitis atópica (R. Farid et al., “Effect of a New Synbiotic Mixture on Atopic Dermatitis in Children”, Iranian Journal of Pediatrics 21, n. 2, 2011, pp. 225-230. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23056792). El contacto prolongado puede inducir células-T reguladoras de antígenos específicos. Esto sería interesante ya que implicaría una simbiosis para producir la tolerancia. Por tanto, la gente de ciencias de Nueva Gauley tenía muchas opciones para analizar cuando Camille 2 cumplió quince años. Al principio, Camille 2 probó los factores derivados de la placenta, pero los intentos iniciales fracasaron. Finalmente, se alcanzó el éxito dando a Camille 2 bacterias simbióticas que expresaban antígenos de las antenas de mariposa e inducían tolerancia a los implantes en el huésped humano. De “Butterfly Anatomy”, Butterflies: Complete Guide to the World of Butterflies and Moths. Disponible en http://www.leamaboutbutterflies.com/Anatomy.htm: “Las antenas de la Mariposa monarca Danaus Plexippus están cubiertas por más de 16.000 sensores olfativos (detectores de olores), algunos con forma de escamas, otros como pelos o fosas olfatorias. Los sensores similares a escamas, que suman unos 13.700, son sensibles a las feromonas sexuales y al olor de la miel, que les permite localizar fuentes de néctar. Las antenas de mariposa, como las de hormigas y abejas, también pueden utilizarse para comunicarse físicamente: por ejemplo, es común ver a los machos de las mariposas de la ortiga –Aglais Urticae– dando golpecitos con las antenas sobre las alas inferiores de las hembras durante el cortejo, probablemente para ‘saborear’ las feromonas de las alas de las hembras… Con frecuencia, puede verse a las mariposas ‘mojando las antenas’: tocando suavemente con la punta de las antenas el suelo o las hojas. En este caso, están cogiendo muestras del substrato para detectar sus cualidades químicas. Lo hacen para determinar si el suelo contiene nutrientes esenciales. Las mariposas macho beben con frecuencia humedades mineralizadas para obtener sodio, que transfieren a las hembras durante la cópula”.
  32. En Appalachia, el carbón era el rey, y los sindicatos destruidos, las ciudades arrasadas, los pulmones humanos devastados, las personas resilientes y las montañas, aguas y bichos desaparecidos eran una piedra angular en el legado de Camille 1. Otras regiones y pueblos fundamentales para Nueva Gauley y las generaciones de Camille eran los muchos pueblos indígenas de las arenas bituminosas canadienses y los diné y hopi de la meseta Black Mesa, en lucha contra las actividades carboneras de la Peabody Energy. Ver Donna Haraway, "Simpoiesis Simbiogénesis y las artes vitales de seguir con el problema", en Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno, Duke University Press, 2016. Los diné (navajo) afirman que el único mal verdadero es la codicia. La destrucción de acuíferos, arroyos, lagos, mares, humedales y ríos por medio de la extracción de combustibles fósiles enlazaba a Camille con pueblos y otros bichos del cinturón transvolcánico de México, hogar invernal de las mariposas monarca, donde el agua era desviada en vastos proyectos de trasvase atravesando las montañas hacia Ciudad de México.
  33. Enfoques decoloniales de la rehabilitación y la configuración de mundos multiespecies que ayudaron a Camille 2 a prepararse para su estancia en México: Keith Basso, Wisdom Sits in Places: Landscape and Language among the Western Apache, Albuquerque: University of New Mexico Press, 1996; Déborah Danowski y Eduardo Viveiros de Castro, "L'Arrét du Monde", en De l'univers clos au monde infini, Paris: F. Dehors, 2014, pp. 221-339; Marisol De la Cadena, Earth Beings, Durham, NC: Duke University Press, 2015; Arturo Escobar, Territories of Difference, Durham, NC: Duke University Press, 2008; Lesley Green, ed., Contested Ecologies: Dialogues in the South on Nature and Knowledge, Cape Town: HSRC Press, 2013; Linda Hogan, Power, New York: W. W. Norton, 1998; Anna Kaiser, "Who Is Marching for Pachamama? An lntersectional Analysis of Environmental Struggles in Bolivia under the Government of Evo Morales". Tesis doctoral, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Lund, 2014; Eduardo Kohn, How Forests Think: Toward an Anthropology beyond the Human, Berkeley: University of California Press, 2013; Anna Tsing, Friction: An Ethnography of Global Connection, Princeton, NJ: Princeton University Press, 2005; Marsha Weisiger, Dreaming of Sheep in Navajo Country, Seattle: University of Washington Press, 2009. Tras un trabajo de varios años en la región Putumayo de Colombia, Kristina Lyons dice en “Can There Be Peace with Poison?” (Kristina Lyons, "Can There Be Peace with Poison?", Cultural Anthropology Online, 30/04/2015. Disponible en: http://www.culanth.org/fieldsights/679-can-there-be-peace-with-poison): “Las comunidades rurales articulan cada vez más conceptos ecológicos de territorialidad en sus luchas por la defensa no solo de la posibilidad de vida humana, sino también de la existencia relacional de un continuum de seres y elementos (suelos, bosques, ríos, insectos, animales, cultivos alimenticios, plantas medicinales y humanos) que comparten las contingencias de la vida y el trabajo bajo coacción militar”. Lyon propone el término selva como un término teórico y, a la vez, como lugares naturoculturales situados. Selva no hace el mismo trabajo colonial que naturaleza. Per compostistas recuerdan el legado de la antropóloga británica Marilyn Strathern, que insistía en que importa qué ideas piensan otras ideas. Ver también Kristina Lyon, Fresh Leaves. Creative Ethnographic Non-fiction and Photographic Installation, publicado por el Centre for Imaginative Ethnography's Galleria. Universidad de York, 14/05/2014. Disponible en: http://imaginativeethnography.apps01.yorku.ca/galleria/fresh~leaves-by-kristina-lyons/, y Marisol De la Cadena, "Uncommoning Nature", e-flux joumal, 56a. Bienal de Venecia, 22/08/2015. Disponible en: http://supercommunity.e-flux.com/texts/uncommoning-nature/. Para conocer un poco el trabajo ambiguo, controvertido, a veces fundamental, a veces impactante, llevado a cabo por organizaciones ambientalistas desde los diversos enfoques de las cuestiones “verdes”, ver el ensayo reciente de una de las fundadoras de la ecología política feminista, Dianne Rocheleau, "Networked, Rooted and Territorial: Green Grabbing and Resistance in Chiapas", Journal of Peasant Studies 42, n. 3-4, 2015, pp. 695-723. Chiapas, cuna de los movimientos zapatistas, es parte de la región que Camille 2 llegó a conocer en profundidad. Ver Wendy Harcourt y Ingrid Nelson, eds., Practicing Feminist Political Ecologies, London: Zed Books, 2015. La geógrafa Rocheleau cambió mi mundo desde el momento en que Anna Tsing me dio sus escritos por primera vez, durante el primero de los tres seminarios de doctorado sobre geofeminismos que dictamos juntas en la UCSC (en 2002, 2007 y 2010). Ver Dianne Rocheleau y David Edmunds, "Women, Men and Trees: Gender, Power and Property in Forest and Agrarian Landscapes", World Development 25, n. 8, 1997, pp. 1351-1371.
  34. Gómez Fuentes, Anahí Copitzy, Magalí Iris Tire y Karina Kloster, "The Fight for the Right to Water: The Case of the Mazahuan Women of Mexico", Agua, Ríos y Pueblos, 21/12/2009. Disponible en: http://www.aguariosypueblos.org/en/mazahuan-women-mexico/
  35. Marta Molina, "Zapatistas' First School Opens for Session", Waging Nonviolence, 12/08/2013. Disponible en: http://wagingnonviolence.org/feature/the-zapatistas-first-escuelita-for-freedom-begins-today/. El levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional comenzó en Chiapas en 1994.
  36. Para una historia elocuente sobre las mariposas del Amazonas que beben lágrimas de tortuga, ver Douglas Main, "Must See: Amazonian Butterflies DrinkTurtle Tears", Live Science, 11/09/2013. Disponible en: http://www.livescience.com/39558-butterflies-drink-turtle-tears.html
  37. He dejado fuera de la cita versos muy poderosos; cojo el epígrafe de arriba de Gallegos-Ruiz y Larsen, op. cit., pp. 24-25. En 1980, una niña leyó el poema en mazahua y en español al candidato presidencial Miguel de la Madrid. Para el poema en español, ver Garduño Cervantes, “Soy mazahua”. Para la niña de primaria recitando el poema en español en 2011, ver Guadalupe, “Soy mazahua”. Sobre el peligro de la extinción de la lengua mazahua, ver Maria Domínguez, “De la extinción de su lengua mazahua”. No he encontrado una versión oral o escrita del poema en mazahua.
  38. Recuerden que las ciencias no son modernas en el sentido mencionado aquí; no son Ciencia. La pobreza del lenguaje derrota hasta a los compostistas más entusiastas.
  39. Camille había leído sobre el carácter extraordinariamente destructivo de los trasvases de agua panregionales del río Colorado en el oeste de los EE.UU. durante los siglos XX y XXI. Se perforó un pozo a través de las montañas de San Jacinto en Arizona para llevar el agua al sur de California, y el río fue redirigido de oeste a este a través de un vasto sistema de túneles y acueductos a través de las Rocosas, para llevar el agua hasta Denver. Abraham Lustgarten, "End of the Miracle Machines: Inside the Power Plant Fueling America's Drought". ProPublica, 16/07/2015. Disponible en: https://www.projects.propublica.org/killing-the-colorado/story/navajo-generating-station-colorado-river-drought. Ver capítulo 3 de Seguir con el problema. Para un enfoque a favor de la ingeniería, ver la página web de la Colorado Water Users Association. Las alianzas entre grupos indígenas y otros ambientalistas eran fundamentales para acabar con estas prácticas a través de políticas y ecologías sostenidas, organizadas en torno a la justicia medioambiental y la transición equitativa. Ver las páginas web de la Just Transition Alliance (http://www.jtalliance.org/docs/aboutjta.html) and Indigenous Environmental Network ("Canadian Indigenous Tar Sands Campaign". http://www.ienearth.org/what-we-do/tar-sands).
  40. L. Angélica Enciso, "Mexico: Warning against Practice oflnter-Basin Water Transfers", traducido por Louise McDonnell. La Journada, 9/05/2015. Disponible en: http://mexicovoices.blogspot.com/2015/05/mexico-warning-against-practice-of.html; “Manejo de recursos hídricos en la Ciudad de México”, Wikipedia. [Para información en español, ver la página web “El agua en la ciudad de México”, Revista Ciencias. N. de la T.] En septiembre de 2004, las mujeres mazahua emprendieron una acción decisiva. En “La lucha por el derecho al agua”, Gómez Fuentes, Anahí Copitzy, Magalí Iris Tire y Karina Kloster, "The Fight for the Right to Water…” op. cit., dicen: “Fue cuando nos dijimos: ‘A los hombres les tomaron el pelo o están jugando con ellos, porque no vemos acciones’. Allí es cuando decidimos armarnos de valor y ser nosotras las que encabezáramos la lucha”, dice Rosalva Crisóstomo, de San Isidro (…) Las comunidades afectadas finalmente han conseguido algunas compensaciones por los cultivos inundados, la reversión de terrenos expropiados y no utilizados por el Sistema Cutzamala y el abastecimiento de agua potable para un buen número de localidades, aunque algunas han sido excluidas de estos beneficios. Por otro lado, como parte de su plan de desarrollo integral sustentable para toda la región, las propias comunidades han iniciado el proceso de reforestación y recuperación de humedales; se han organizado microempresas y cooperativas de producción y comercialización de productos agropecuarios, que ayudan a mitigar la emigración. Pero, más allá de todo ello, las comunidades mazahuas han reafirmado su cultura, su identidad, sus costumbres y tradiciones como pueblo, recuperando el orgullo por su lengua y su vestimenta, especialmente las mujeres”. En 2006, en el IV Foro Mundial del Agua, que incluyó el Tribunal Latinoamericano del Agua, se llevaron a cabo diversos foros y manifestaciones alternativas. El movimiento mazahua tuvo una fuerte representación. Ver “The World Water Forum” [en español, “Foro Mundial del Agua, una disputa por la vida”. N. de la T.]. En septiembre de 2010, Agustina Arauho, Guadalupe Acevedo, Ofelia Lorenzo e Irma Romero (Agustina Arauho et al., "Zapatista Army of Mazahua…” op. cit.), comandantas del Ejército Zapatista de Mujeres Mazahua, ofrecieron su testimonio en el Primer Simposio de Mujeres Indígenas, que lideraba la lucha por los recursos y el control del territorio. Ver “Zapatista Army of Mazahua Women in Defence of Water in the Cutzamala Region” [en español, Arauho, Agustina, Guadalupe Acevedo, Ofelia Lorenzo e Irma Romero, 2011, «Ejército Zapatista de Mujeres Mazahuas en Defensa del Agua». N. de la T.], y Stephanie Wickstrom, "Cultural Politics and the Essence of Life: Who Controls the Water?", en Environmental Justice in Latin America: Problems, Promise, and Practice, editado por David V. Carruthers, Cambridge, MA: MIT Press, 2008. [Para más información en español, ver el vídeo “El Ejército Zapatista de Mujeres en Defensa del Agua”, en Vimeo. N. de la T.]
  41. Una comunidad del compost en el Perú amazónico estaba particularmente sintonizada con las mariposas locales, que beben lágrimas de tortugas para obtener minerales esenciales. En esta comunidad, los bebés humanos eran enlazados en simbiosis con tortugas y mariposas vulnerables. De “Mariposas que beben lágrimas de tortuga”: “Phil Torres, un científico del Centro de Investigación de la Reserva Natural de Tambopata, en Perú, explicó recientemente en la revista LiveScience que estos bonitos insectos alados absorben sodio y otros nutrientes que necesitan de las lágrimas saladas de las tortugas que viven en el Amazonas”. Gracias a esta página web, sobre todo a Marisol de la Cadena, que me enseña sobre cosmopolítica indígena.
  42. Joanna Russ, The Adventures of Alyx, Nueva York: Gregg, 1976; Pullman, P., His Dark Materials Omnibus: The Golden Compass, The Subtle Knife, The Amber Spyglass, Nueva York: Knopf, 2007; Julie E. Czemeda, Beholder's Eye, Web Shifters n. 1, Nueva York, Daw Books, 1998.
  43. Las monarca, sus parásitos protozoarios (Ophryocystis Elektroscirrha), los algodoncillos y los hongos micorrízicos arbusculares del suelo, asociados con las raíces de los algodoncillos, constituyen un holobioma de figuras de cuerdas. Los hongos pueden determinar qué cantidad de toxinas fundamentales producirán las plantas de algodoncillo que les sirven de alimento para que las monarca mantengan sus parásitos controlados. Los efectos diferirán según las diferentes especies de algodoncillo y sus ecologías situadas. Enfermedades en la biota del suelo, como mi fábula situada en el siglo XXIV de una infección viral descontrolada de unos hongos micorrízicos relevantes en la taxonomía Danainae, pueden afectar profundamente a las interacciones de otros miembros del holobioma, como monarcas y protozoos, ocasionando trastornos de mal desarrollo, como un fallo en la emergencia en masa de adultos de sus crisálidas. Esto significaría un beneficio a corto plazo para bichos como la avispa de papel, que anida en mariposas con problemas en el momento de emerger, para que el cadáver de la mariposa provea de alimento a sus vástagos. Sin embargo, un fracaso a largo plazo de los holobiomas de hongos, protozoos, planta y mariposa hace que, finalmente, también fracasen los huevos de avispa. Ver Leiling Tao et al., "Disease Ecology across Soil Boundaries: Effects of Below-Ground Fungi on Above-Ground Host-Parasite Interactions", Proceedings of the Royal Society, B 282, n. 1817, 2015.
  44. Speakers for the dead, en el original. La traducción literal sería "voceros de los muertos", y es también título de la novela de ciencia ficción de Orson Scott Card (1986). Lo hemos traducido como "palabreros de los muertos", a partir del "palabrero", figura central en la cultura Wayuu para la administración de justicia a través de la mediación y negociación de conflictos entre diferentes clanes y entre personas u organizaciones no pertenecientes al pueblo Wayuu, ya que el protagonista de las novelas de O. Scott Card actúa como intermediario para resolver conflictos entre vivos y muertos de manera similar a como lo hacen los palabreros entre personas vivas. [N. de la T.]
  45. Camille 4 se basó en Ceridwen Dovey, Only the Animals, Melbourne, Penguin, 2014. Romy Ash escribió en una reseña en The Guardian: Only the Animals [Solo los animales] es una historia contada por las almas de diez animales muertos. Cada animal es capturado en un conflicto humano del siglo XX. Cuentan las historias de sus muertes. Un mejillón habla sobre su muerte durante el bombardeo de Pearl Harbour; un elefante, sobre la guerra civil de 1987 en Mozambique; un oso, sobre su muerte durante el conflicto de Bosnia-Herzegovina en 1992”.
  46. Las comunidades del compost eran ávidas lectoras de SF; se nutrían de La voz de los muertos, de Orson Scott Card (1986), secuela de El juego de Ender, ganador de los premios Hugo y Nébula. La historia tenía sus raíces en los actos militaristas de exterminio llevados a cabo por Ender Wiggin en su juventud de manera inconsciente –aunque igual de culpable– contra la Reina Colmena y su especie. Wiggin emprende una reparación de por vida como palabrero de los muertos, viajando hacia quienes mantenían disputas irreconciliables entre sí y con los muertos, recolectando y descomponiendo el problema, restableciendo así la paz para vivos y muertos. La especie de la Reina Colmena no fue completamente extinguida: Ender dejó espacio abierto para el resurgimiento de esas alteridades insectoides sensibles que permanecían completamente diferentes a los seres humanos. La comunicación nunca fue fácil, sin rupturas ni fracasos; por eso, podía generar otras posibilidades. Otro enfoque sobre los palabreros de los muertos es desarrollado en un documental contemporáneo sobre las lápidas enterradas deliberadamente durante el siglo XIX de los pobladores negros originales de Princeville, expulsados por la fuerza y tenazmente olvidados. Ver The Original People, "Speakers for the Dead: Documentary about the Original Black Settlers of Princeville, Ontario, Canada". 50 minutos.
  47. Harding, comunicación personal, 7/10/2014. Para enlaces al trabajo de Tagaq y para el diseño tentacular de la joven enroscada con el lobo de dos cabezas, ver Tanya Tagaq, “Animism”. Para escuchar la música, ir a Tanya Tagaq, "Tanya Tagaq's Polaris Prize Performance and Introduction", Gala del Polaris Music Prize, 27/09/2014. Show completo 3:52:36. Disponible en: http://tanyatagaq.com/2014/09/tanya-tagaqs-polaris-prize-performance-introduction/. En la página web también puede verse el tráiler del álbum Animism.
  48. Tanya Tagaq, "Tagaq Brings Animism to Studio Q", entrevista con Jian Gomeshi. Publicada por Q on CBC el 27/05/ 2014. 16:50 minutos. https://www.youtube.com/watch?V=ZuTiySphv2w
  49. Eduardo Viveiros de Castro, comunicación personal, 2/10/ 2014. Ver Graham Harvey, ed., The Handbook of Contemporary Animism, Durham, UK: Acumen, 2013.
  50. Este himno de las comunidades del compost se cantaba en ceremonias por el resurgimiento, en sintonía con la Tierra herida. Esta canción había sido heredada de Starhawk, la bruja neopagana de los siglos XX y XXI (Truth or Dare, 30–31). La canción de Starhawk insiste en la importancia de sentir dolor como una sensibilidad histórica activa, como una práctica de lo que Stengers llama “ecología de las prácticas”. Citado también en Isabelle Stengers, Hypnose entre magie et science, Paris: Les Empêcheurs de penser en rond, 2002. Precioso como vocablo y como proceso, resurgimiento es un regalo de Anna Tsing, ''A Threat to Holocene Resurgence ls a Threat to Livability", Manuscrito no publicado, 2015.
  51. *Octavo capítulo del libro de Donna J. Haraway Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno (trad. Helen Torres), Bilbao, Consonni ediciones, 2019.
Donna Haraway
Donna Haraway

Donna Haraway es profesora emérita del departamento de Historia de la Conciencia de la Universidad de California, Santa Cruz. Obtuvo un doctorado en Biología en la Universidad de Yale en 1972. Escribe y da clases sobre estudios de la ciencia y la tecnología, teoría feminista y estudios multiespecies. Ha dirigido más de sesenta tesis doctorales en distintas áreas disciplinarias e interdisciplinarias. Participa activamente en el Science and Justice Research Center y el Center for Creative Ecologies de la Universidad de California, Santa Cruz.
El trabajo de Haraway presta especial atención a la intersección de la biología con la cultura y la política, explorando las figuras de cuerdas compuestas por hechos científicos, ciencia ficción, feminismo especulativo, fabulación especulativa, estudios de la ciencia y la tecnología y-mundos multiespecies. Algunos de sus libros son La promesa de los monstruos (2019), Manifestly Haraway (2016), When Species Meet (2008), The Companion Species Manifesto (2003) [Manifiesto de las especies de compañía (2016)], The Haraway Reader (2004), Modest_Witness@Second_Millennium (1997) [Testigo_Modesto@Segundo_Milenio (2011)], Simians, Cyborgs, and Women (1991) [Ciencia, cyborgs y mujeres (1995)], Primate Visions (1989), y Crystals, Fabrics, and Fields (1976). En 2016 se estrenó la película documental de Fabrizio Terravova titulada Donna Haraway: Storytelling for Earthly Survival, disponible en DVD. Ha editado, junto con Adele Clarke, Making Kin Not Population (2018), que trata sobre la cantidad de humanos, la justicia reproductiva feminista antirracista y medioambiental, y el florecimiento multiespecies.