Minibiotrón (Hábitat para arañas), 1970
Plexi, lupa e insecto vivo, 15,7 x 9 cm de diámetro
Luis Fernando Benedit – (Ciudad de Buenos Aires, 1936-2011)
Como artista plástico y arquitecto, Benedit recibió una beca en 1967 para estudiar diseño de paisaje junto a Francesco Fariello. Al regresar al país, comenzó una nueva etapa en el desarrollo de sus obras que consistía en integrar seres naturales vivos. Como arquitecto, construyó una serie de estructuras que son, ante todo, hábitats para diversas especies.
Hábitat para arañas, desarrollada en 1970, realza el interés poético del artista por construir espacios para habitantes no humanos. En aquel momento, la inclusión de otros seres en un sistema del arte aún exclusivamente humano era (además de un gesto amoroso) una conquista radical. No obstante, las limitaciones del horizonte de cada época cuentan y, analizado desde la contemporaneidad, este hábitat para arañas se revela aún demasiado antropocéntrico. En las décadas siguientes, los estudios ecológicos en general, y de arácnidos en particular, revelarían nuevos detalles a los que prestar atención.
Pues, ¿qué es el hábitat para una especie? El término oikos, del que deriva la palabra ecología, alude a la casa, al territorio propio, al lugar donde se habita. Es el ambiente donde los organismos viven, se desarrollan, realizan sus actividades, existen. Por ello, tiene que contener todos los elementos necesarios para su vida, entre los que se incluyen las condiciones ambientales, los recursos para alimentarse y las interacciones mínimas que deben tener con otros seres. De esta integralidad compleja trata la ciencia de la ecología. Un hábitat para arañas debe contener una estructura espacial que le permita poder realizar su red, alimentarse, refugiarse y hasta reproducirse; un espacio tridimensional con características apropiadas para su vivir. La presencia de estructuras vegetales, rocas, tierra, humedad, e invertebrados de los cuales alimentarse resulta fundamental. Un refugio de la luz durante el día y un espacio que se pueda recorrer durante la noche hacen que el lugar le sea confortable, que pueda desarrollar su actividad y expresar su comportamiento. Años atrás se contaba con conocimiento limitado sobre las arañas; así, se generó una imagen idealizada de su hábitat, concentrada sólo en el interés antropocéntrico por la morfología física, espacial, la cual es sólo un subconjunto del mundo que esos seres vivos necesitan para habitar. Hoy en día, con la acumulación de conocimiento biológico de las diversas especies de arañas, es más factible construir un terrario que desee ser habitado por algunos de estos seres.
El hábitat de Benedit muestra un conjunto intrincado de elementos organizados según un eje vertical: despierta la sensación (muy humana) de un mundo por explorar y conquistar desde lo bajo hacia lo alto. Esta complejidad espacial no está concebida desde lo que interesa a una araña o es necesario para su vida, sino desde una proyección humana.
Por Marcela Castelo