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Carlos Huffmann x Feda Baeza

Carlos Huffmann x Feda Baeza

Las mutaciones de una época

A propósito de Sin título, de la serie Doce jinetes para tres finales, de Carlos Huffmann

Por Feda Baeza

 

Un monumento a la finitud
 

Sin el punto de fuga de un horizonte a la vista, la escena avanza sobre nosotrxs con la inminencia enfurecida de un gigante fuera de control. La pintura, lógicamente, detiene la irrupción de esa máquina heteróclita para permitirnos vagar en la superficie del gran lienzo. La intrusión de un gran camión de un amarillo estridente embiste una bandada de palomas y murciélagos que se dispersan alborotados; descargas eléctricas estrían el cuadro. Desde el vehículo proliferan tentáculos mecánicos que sostienen insignias harapientas mientras capturan una gran serpiente que reptaba sobre el suelo yermo. Como en el resto de la serie Doce jinetes para tres finales, desarrollada por Carlos Huffmann entre 2009 y 2015, no se ve ningún conductor: un amasijo de vendas cubre el parabrisas. Entre la densa mata verde del fondo la única figura humana que casi puede presentirse es la de un hombre armado. Finalmente, como del orden de la dedicación, una cruz y una inscripción: lord jesus christ have mercy of me. La imploración junto al violento asalto combinan desechos de industria pesada, neo-tribalismo futurista, revuelta animal y barbarie post-internet. Un imaginario que se reactualiza en estos momentos de pandemia global.

 

Carlos Huffmann, Sin titulo, de la serie Doce jinetes para tres finales 2, 2010, óleo e impresión UV sobre tela, 200 x 300 cm

 

Los motivos desplegados en toda la saga pueden rastrearse en los universos del manga, el animé, la publicidad, los video-juegos o el cine de ciencia ficción. Justamente una de las operatorias centrales en el trabajo de Huffmann es el cambio de escala. Aquellos tópicos reelaborados una y otra vez en sendos cuadernos de dibujos y en intervenciones sobre recortes de revistas ahora asumen una dimensión monumental. De intempestivos bocetos de materiales siempre efímeros hacia el orden del gran cuadro de historia, del hito conmemorativo. Si los discursos modernistas han encontrado en el monumento, y más extensivamente en la obra de arte, la premisa de lo fundacional, aquí lo que se instaura es la finitud. En un mundo ruinoso emerge el célebre motivo de la vanitas como un recordatorio de una época que trasunta entre la mutación, la malformación y la emergencia de nuevas hibridaciones protésicas. 

 

El objeto ruinoso

 

Con la noción de sensibilidad trash, Inés Katzenstein 1 describía el clima artístico de la escena nacional en los umbrales de los 2000. En esos años de fuerte turbulencia social se producía una intensa fascinación por el mosaico tóxico de imágenes que circulaban en frenéticas búsquedas en publicaciones globales como Art Now, también en blogs y fotologs, en la incipiente aparición de las redes sociales. Se reivindicaba el Do it yourself en clave 2.0, emergía un artista-usuario que elaboraba sus recorridos accediendo de manera deslocalizada a iconografías de lo que el arte contemporáneo, se suponía, debía ser. Fue justamente en 2001 cuando Huffmann, mientras avanzaba en sus estudios de economía, participó en el certamen Currículum Cero que organizaba la galería Ruth Benzacar de Buenos Aires. Esta marca de sus primeros años de trabajo también puede vincularse con la presencia de instalaciones hipersaturadas, conformadas por agrupaciones de objetos de consumo masivo que eran reinsertados en nuevas tramas de inteligibilidad, insólitas yuxtaposiciones que parecían actualizar la máxima surrealista del “encuentro fortuito” 2. A diferencia de las poéticas centradas en la instalación, Huffmann nunca abandonó el ejercicio tradicionalmente plástico;  el fruto de sus recolecciones debía pasar por su mano, tanto por medio del dibujo, de la pintura y, finalmente, de la escultura y de la instalación. Pero sí atendió la posibilidad de auscultar la época a partir de sus residuos.

 

En 2006, el año en que Huffmann regresó a Buenos Aires luego de completar el Master of Fine Arts en el California Institute of Arts, Benjamin Buchloh 3 publicó un ensayo en torno a la figura de Gabriel Orozco que condensaba algunas problemáticas de aquel momento. En el devenir de la escultura pos-duchampiana se daba la devaluación de la producción, entendida como el dominio de los medios plásticos, para relanzar una “estética de la recolección y remembranza”. Aparecía el “objeto en ruinas”, pieza marcada por su tiempo de uso que en su carácter obsoleto y fragmentario se presentaba como el reverso de los procesos de diseño y planificación. Estos materiales residuales se reinscribían en una esfera somática, constituyéndose como improntas de una corporalidad en tensión con el carácter instrumental del panorama tecnocrático. En el objeto ruinoso Huffmann encontró la materialización de su vanitas contemporánea, el residuo de un universo tecnológico en extinción.

 

Imaginación y mutación

 

En la reciente presentación de un libro dedicado a su trabajo, Extraño gobernante para un corazón, Cecilia Palmeiro, una de las figuras centrales en el movimiento Ni una menos, dijo que en la obra era posible entrever el después del “se va a caer”, intuir una imagen alucinada de las ruinas del patriarcado, tal vez su última contra-ofensiva. Desde esa misma perspectiva lee la serie Florencia Qualina 4, indicando que la representación de aquellas máquinas se desenvuelve en el “campo libidinal de la masculinidad” marcado por un ethos de dominación y expansión. El sistema tecnocrático en el que se desenvuelve la imaginación futurista anclada en la serie no es de un signo neutro, está marcada por caracteres de una masculinidad hegemónica: penetración, destrucción y conquista. Irrumpe la figura del cyborg, un ser multiforme y protésico, visto como una bestia maquínica. También se abren otros campos de reflexión sobre distintas zonas de hibridación y mutación más allá de lo humano. Aquí los camiones asumen cuernos, garras, pieles velludas, filosas dentaduras, y los animales también pueden apropiarse de formas robóticas, como un gran felino metálico o un destartalado delfín. Lo que se vuelve a plantear, ya sea desde la perspectiva de los roles de género o de la hibridación entre especies, es la imaginación de otros vínculos que sostengan comunidades futuras en un entrópico escenario marcado por la finitud de un ciclo.

 

¿Cómo imaginar esas nuevas comunidades del porvenir en un horizonte en ruinas? ¿Con cuáles fragmentos de nuestra cultura, vestigios, seremos capaces de implementar nuevas prótesis y cuerpos? Hoy desde ese cúmulo de imágenes que la serie nos muestra surge un nuevo marco de lectura sobre todos esos materiales que circulan de modo efímero y acelerado en films, televisión o cómics. Es precisamente mediante la imaginación, aquella inteligencia de las imágenes, con la que tal vez podamos empezar a dar forma a las nuevas mutaciones que nos depara la época.

  1. Inés Katzenstein, “Trash: una sensibilidad de la pobreza y la sobreinformación”, en: AAVV, Poéticas contemporáneas. Itinerarios en las artes visuales en la Argentina de los 90 al 2010, Buenos Aires, Fondo Nacional de las Artes, 2010.
  2. Para una ampliación de esta problemática me remito al capítulo “Usar”, en: Federico Baeza, Proximidad y distancia: arte y vida cotidiana en la escena argentina de los 2000, Buenos Aires, Biblos, 2017.
  3. Benjamin Buchloh, “La escultura como recolección”, en: Gabriel Orozco, México, Museo del Palacio de Bellas Artes, 2006 [Catálogo].
  4. Me refiero al artículo en la publicación antes citada: Florencia Qualina, “Doce jinetes para una máquina”, en: Carlos Huffman, Extraño gobernante para un corazón, Buenos Aires, edición del autor, 2018.
Feda Baeza
Feda Baeza

Investigadora y curadora especializada en arte contemporáneo. Doctora en Historia y Teoría de las Artes por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es directora del Palacio Nacional de las Artes; hasta 2019 se desempeñó como directora de Extensión Universitaria y directora de la Licenciatura en Curaduría en Artes en el área de Crítica de las Artes de la Universidad Nacional de las Artes. Se desempeña en el campo de la curaduría desarrollando exhibiciones y actividades, entre las que se destacan “El cuerpo de una colección” (Fundación Klemm, 2018) y “Latinoamérica: Volver al futuro” (MACBA, 2018). Ha obtenido becas otorgadas por la UBA, el CONICET y el Fondo Nacional de las Artes. Es autora y coautora de libros sobre artes visuales, publica artículos sobre arte contemporáneo en revistas especializadas y escribe en catálogos de artistas.

Carlos Huffmann
Carlos Huffmann

(Ciudad de Buenos Aires, 1980)

Artista visual y escritor. En 2001 se graduó como licenciado en Economía Empresarial de la Universidad Torcuato Di Tella, donde hoy dirige el Departamento de Arte. En 2005 obtuvo un Master of Fine Arts del California Institute of the Arts (CalArts, Los Ángeles, California). Participó en talleres de análisis de obra con los artistas Pablo Siquier, Mónica Girón y Diana Aisenberg. Escribió textos críticos y teóricos para el suplemento Radar del diario Página/12, la revista Otra Parte, textos de muestras y libros de artistas. Su trabajo fue expuesto de manera individual en instituciones tales como Centro Cultural Recoleta, Ruth Benzacar Galería de Arte, Galería Mite y Belleza y felicidad, y de manera colectiva en museos, galerías y festivales de diversos países como Argentina, Estados Unidos, Francia, México, España y Chile.